Fumigación: Un debate déjà vu De la estrategia andina a la estrategia afgana

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Estados Unidos está presionando fuertemente al  gobierno afgano para que adopte oficialmente una estrategia de erradicación de la amapola para opio por medio de la fumigación aérea con el herbicida, glifosato.

Sobre fumigación: un debate déjà vu

Tipo de publicación
Policy briefing
Part of series
Drug Policy Briefings , 25
ISBN/ISSN
2214-8930

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Drugs and Democracy

Puesto que esta práctica ha  sido experimentada ampliamente en otras partes del mundo, bien vale la pena darle un vistazo a las experiencias de la fumigación, y en general a la práctica de la erradicación como medida antinarcóticos.

¿Qué beneficios han reportado casi dos décadas de estrategia andina, en tanto que política que se basa en la destrucción de los cultivos? Año tras año, el gobierno estadounidense anuncia el ‘éxito’ de su política antidrogas. Año tras año, también, produce unas estadísticas que desmienten tal afirmación.

Para los que han seguido de cerca los debates en Colombia en la última década, la actual presión estadounidense para introducir fumigaciones aéreas en Afganistán resulta en efecto un doloroso déjà vu. Precisamente ahora que se comienza en Colombia a sacar las lecciones delfracaso y perjuicio causado por las fumigaciones, se quiere inducir a Afganistán a repetir exactamente el mismo error. Las fumigaciones desataron en Colombia un ciclo vicioso de destrucción humana, social y medioambiental, y harán lo mismo en Afganistán.

Recomendaciones

 • Las programas de erradicación manual forzada y de erradicación aérea con herbicidas en los países andinos no han logrado sus objetivos. La reducción debe realizarse de manera voluntaria y sólo luego de que los programas de desarrollo alternativo se hayan transformado en una verdadera fuente de ingreso y de esperanza en un futuro mejor para los campesinos.

• Luego de siete años de Plan Colombia, elCongreso estadounidense comienza a dudar de la efectividad de las fumigaciones. La administración de Bush no debería recomendar en Afganistán lo que sus propios legisladores se atreven a señalar cada vez más claramente como un fracaso.

• La fumigación aérea se opone al concepto de ‘ganar las mentes y corazones’ de la población afgana. Su implementación beneficiará a la insurgencia talibán y profundizará la creciente división entre el gobierno y la población rural.

• En vez de seguir enfocando la política de drogas en las áreas en donde se producen los cultivos, más útil sería impulsar el combate a la corrupción y contribuir a la consolidación de sistemas jurídicos sanos en los países productores y de tránsito. Esto representaría un freno más duradero al tráfico de drogas.

• En vez de fumigar cientos de millones de dólares en los campos afganos, se debería invertir esos fondos en auténticos programas de desarrollo sostenido y en estrategias dirigidas a atacar las finanzas del narcotráfico.

• El comité científico convocado por el gobierno afgano debe tener en cuenta la trayectoria existente de la controversia científica sobre el impacto para el medio ambiente y la salud de fumigaciones aéreas en Colombia con el fin de evitar las contradicciones que han paralizado y politizado el debate durante años.

• Al gobierno afgano le convendría mantenerse en su posición original bien fundamentada de rechazo a las fumigaciones. Repetir los mismos errores que cometió Colombia bajo la presión estadounidense va a arriesgar las perspectivas de paz y reconstrucción.

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