New Politics Conference 2021 El Socialismo Democrático en Perspectiva Global

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La conferencia New Politics 2021 supuso una profunda contribución teórica a muchos de los debates más pertinentes a los que se enfrenta la izquierda internacional. Durante cinco días, los participantes ex- ploraron cuestiones sobre el Estado, la clase social, los movimientos sociales, los partidos políticos, el feminismo y la política interseccional, el ecosocia- lismo y varios otros temas.

Sobre new politics conference 2021

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En este informe de síntesis, hemos tratado de resumir las principales conclusiones. Esperamos que las y los lectores aprecien este análisis franco, no sectario y profundo de los retos a los que se enfrenta la izquierda hoy en día, y que les sirva de ayuda para enfrentar las luchas políticas y sociales que se avecinan.

Descargue el informe completo aquí.


Diez puntos clave a tener en cuenta:

  1. El Estado no es sólo el gobierno

    El Estado es el vehículo para asegurar la hegemonía capitalista en la sociedad política y civil, pero también es un vehículo en el que la izquierda invierte muchas de sus esperanzas emancipatorias.

    La realidad con la que debe lidiar la izquierda es que acceder al gobierno no equivale a controlar el poder estatal en su conjunto. Cuando la izquierda gana las elecciones sigue enfrentándose a profundos obstáculos estructura- les para aplicar su programa, como la necesidad de gobernar una economía profundamente integrada en el capitalismo global, el poder ejercido por actores estatales no electos y una sociedad civil neoliberalizada, donde la con- ciencia está individualizada y la organización de la clase trabajadora está fragmentada.

    La superación de estos condicionantes estructurales requiere una estrategia que vaya más allá de ganar elecciones, buscando construir un proyecto contrahegemónico que desafíe al Estado en todas sus dimensiones.

  2. El Estado se ha oligarquizado y financiarizado

    La izquierda debe comprender claramente cómo ha cambiado el Estado en la era neoliberal.

    A medida que la economía global se ha financiarizado- con creciente dominio de los actores financieros sobre la economía en su conjuntose ha vuelto cada vez más dependiente del Estado para proteger la riqueza y gestionar las crisis financieras. Al mismo tiempo, la internacionalización del capital significa que las finanzas disciernen las políticas del Estado. Esto se ha combinado con el crecimiento de los monopolios tecnológicos en la era digital para crear un capitalismo cada vez más oligárquico, en el que las principales corporaciones ejercen un dominio sobre el Estado en su conjunto que es cada vez más difícil de desafiar desde la izquierda y otros sectores compro- metidos con la democracia.

    Las crisis de 2007-08 y 2020-21 no han hecho más que afianzar un capitalismo que ahora está profundamente integrado en y con el Estado.

  3. La hegemonía capitalista puede ser desafiada

    La experiencia de los gobiernos de izquierda en América Latina demuestra que es posible desafiar la hegemonía capitalista, a pesar de los retos y las contradicciones y retrocesos de estos procesos.

    El ejemplo más profundo esta posibilidad fue el proceso bolivariano en Venezuela, el qué en su apogeo fue posible apreciar una estrategia socialista de en y contra el Estado. En última instancia, el socialismo democrático fue derrotado porque el modelo económico dependía del extractivismo (en laépoca del boom de las materias primas) y no estaba preparado para una crisis del capitalismo global y la caída de los precios internacionales. En segundo lugar, el movimiento social no era lo suficientemente fuerte como para construir alternativas autónomas del Estado, y gran parte de su energía fue absorbida por el partido gobernante.

  4. La fragmentación de la clase obrera plantea nuevos retos a la izquierda

    El prolongado debilitamiento de los sindicatos, especialmente en los países del Norte, significa que la política socialista ya no se construye sobre su base institucional tradicional en el mundo del trabajo.

    El populismo de izquierdas surgió como un medio para superar la fragmentación de la clase trabajadora mediante una estrategia comunicativa basada en un antagonismo entre las masas y las élites. Sin embargo, los proyectos populistas de izquierda, como el corbynismo en el Reino Unido, también se han encontrado con que dependen de una estrecha base de clase- la clase media baja y el precariado– para obtener apoyo electoral, y se han alejado de los sectores más tradicionales de la clase trabajadora.

    En última instancia, la izquierda necesita construir una nueva base social en el marco del proceso de reconstitución de la clase trabajadora, pero en la que esta clase será más heterogénea que en el pasado. La nueva realidad implica establecer nuevos puentes con los movimientos sociales, la organización comunitaria, el municipalismo y las economías solidarias, así como con el revitalizado movimiento sindical.

  5. Los movimientos sociales y los partidos se necesitan mutuamente, pero no son simbióticos

    Ningún proceso de transformación es posible sin un poderoso movimiento social, pero en última instancia los movimientos sociales dependen de la capacidad institucional que ofrecen los partidos para condensar el cambio social.

    La idea del partido-movimiento apunta a desarrollar partidos que integren las demandas y formas organizativas de los movimientos sociales. Sin embargo, los partidos funcionan según una lógica de acción colectiva diferente a la de los movimientos sociales y, por lo tanto, no se debe dar por sentado que la creación de partidos ayudará a crear movimientos sociales, o viceversa. De hecho, en muchos casos es el partido o el movimiento social el que ha ascendido en fases concretas de la lucha anticapitalista, y rara vez ambos.

    Por lo tanto, la izquierda tiene que pensar de forma práctica como desarrollar las capacidades de los movimientos sociales y de los partidos, y asegurarse de que no lo hagan unos a expensas de los otros.

  6. La izquierda necesita mantener la independencia política

    Cuando operan al interior de formaciones más amplias de centro-izquierda, los socialistas democráticos tienen que evitar convertirse en actores puramente electoralistas o en auxiliares del centro cuando llega la crisis.

    La experiencia del corbynismo en el Partido Laborista y de los Socialistas Democráticos de América (DSA) en el Partido Demócrata demuestra que la izquierda puede obtener beneficios al integrar formaciones más amplias junto a los centristas, pero que también existen claras amenazas para la izquierda si no se organiza de forma independiente. La creencia de que la política socialista se puede reconstruir desde arriba y que el objetivo electoral debe primar siempre son dos de estos peligros.

    Para que las elecciones se tomen en serio como medio para viabilizar un proyecto socialista a largo plazo, es necesario aplicar de forma coherente una estrategia de búsqueda de reformas no reformistas, en la que los cambios permanentes que democratizan el Estado se integren como ejes del programa de la izquierda.

  7. La izquierda necesita construir poder a nivel local y municipal

    Las calles y el Estado no son todo el campo de lucha.

    El nivel comunitario y municipal es la base de una forma inclusiva de democracia desde abajo, que puede actuar como base de poder autónoma del Estado. La experiencia de proyectos municipales radicales como Barcelona en Comú en Cataluña, las comunas en Venezuela, o incluso iniciativas a nivel estadual como el gobierno del Frente Democrático de Izquierda (LDF) en el estado indio de Kerala, demuestra que es posible que la democracia a nivel comunitario sea intrínsecamente importante para el desarrollo económico a nivel local y regional. Muchas de estas administraciones han conseguido verdaderas victorias contra el neoliberalismo y han permitido que el movimiento social acceda al gobierno municipal o estadual.

  8. La construcción de la economía solidaria requiere un trabajo persistente y a largo plazo

    Diversas experiencias evidencian que la construcción de una economía post- capitalista es posible, pero requiere un trabajo constante y enfrenta múltiples tensiones y contradicciones.

    En Ecuador, Venezuela y Cuba (entre otros países), podemos observar el crecimiento de las cooperativas apoyados por cambios a nivel estatal para privilegiar a estas empresas sobre las empresas capitalistas. Sin embargo, el crecimiento del cooperativismo impulsado por el Estado se ha topado con múltiples problemas, entre ellos la corrupción o el surgimiento de falsas cooperativas.

    Incluso en las economías más fuertes del Norte, hay ejemplos que demuestran que es posible construir cooperativas de trabajadores y de base comunitaria, entre otras propuestas hacia una economía alternativa, pero se re- quiere un trabajo constante durante un período de tiempo sostenido, y existe el peligro de que las cooperativas se vuelvan escleróticas y se separen de los movimientos sociales.

  9. La izquierda debe integrar las perspectivas feminista, antirracista e interseccional, cambiando su forma de trabajar y organizarse

    En los últimos cinco años han surgido movimientos populares feministas e interseccionales en muy diversos países del mundo.

    Estos movimientos está dando forma a una nueva izquierda, en la que los grupos oprimidos están desempeñando un papel de liderazgo más importante. Este cambio también significa nuevos modos de organización, en los que las asambleas democráticas restan poder a las estructuras burocráticas y centralizadas, así como nuevos enfoques que buscan desarrollar una comprensión más holística de los factores de la reproducción social, valorizando los cuidados, las tareas domésticas y el papel de la ecología, entre otros com- ponentes de la agenda política.

    En este contexto, la izquierda tradicional tendrá que adaptarse y aprender si no quiere quedarse atrás.

  10. Los ecosocialists necesitan construir una narrativa propia

    El colapso climático requiere soluciones urgentes a gran escala que solo son viables fortaleciendo la enfoque público y planificado a diversas escalas ambiciosas políticas de energía y de descarbonización.

    La izquierda tiene que ganar el argumento del ecosocialismo como única solución al colapso climático, pero para ello tiene que demostrar que tiene competencia técnica, que entiende la necesidad de una acción decisiva y que opera a diversas escala (no sólo a nivel local).

    Aunque el Green New Deal ha supuesto un paso adelante en el debate en torno a la respuesta a la emergencia climática, la discusión sigue centrándose en los objetivos más que en las acciones urgentes. Asimismo, la izquierda todavía no ha resuelto las tensiones, los debates y los retos fundamentales que plantea un modelo de crecimiento económico que está destrozando el ecosistema del que dependemos. Por lo tanto, la izquierda sigue necesitando construir un imaginario global para un futuro post-carbono.

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