Más allá de los titulares: 10 preguntas y respuestas preliminares en torno a la reciente elección presidencial en Chile

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La elección de Gabriel Boric como Presidente de Chile ha suscitado la atención de la prensa internacional y ha generado mucha esperanza, entusiasmo y debates entre activistas políticos y sociales de América Latina y de otras regiones del mundo. ¿Que podemos esperar? Unas respuestas preliminares y contexto para entendar la victoria histórica.

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Gabriel Boric. Credit: Paulo Slachevsky https://flickr.com/photos/pauloslachevsky (CC BY-NC-SA 2.0)

Paulo Slachevsky https://flickr.com/photos/pauloslachevsky (CC BY-NC-SA 2.0)


 En los días previos al 20 de diciembre de 2021, muchos de los principales diarios y revistas del mundo presentaron la votación en Chile como una desafortunada y obligada elección entre dos “extremistas” que solo ofrecerían dos diferentes variantes de populismo. Al interior de la izquierda mundial y mundial, el triunfo de Boric también ha motivado profundas discusiones entre quienes equiparan su victoria con la elección de Salvador Allende en 1970 ­–por un lado– y quienes la interpretan como la mera continuidad del modelo social, político y económico consolidado por la expresidenta Michelle Bachelet y otros gobernantes de centroizquierda de las pasadas décadas -por el otro.

Este es un momento en el que es necesario hacer balance, admitir la incertidumbre y explorar cuidadosamente la dinámica subyacente de una situación compleja. Los diagnósticos instantáneos abundan en los medios de comunicación y en las redes sociales, algunos con titulares muy sesgados o fatalistas. Aquí proponemos diez preguntas y algunas respuestas preliminares como primer aporte a un debate que esperemos se torne más profundo a medida que el proceso de cambio en Chile avance.

(1) ¿Quién es el nuevo presidente?

Gabriel Boric es un exlíder estudiantil, parlamentario, miembro del partido Convergencia Social (integrante de la alianza Frente Amplio) y candidato presidencial de la coalición de partidos y movimientos de izquierda Apruebo Dignidad. Boric fue electo el 20 de diciembre de 2021 con 4,6 millones de votos, el mayor apoyo obtenido por un candidato presidencial en la historia del país. Cuando asuma como presidente con 36 años de edad, el 11 de marzo de 2022, Boric será la persona más joven en ocupar ese cargo en la historia del país.

En la segunda vuelta de la elección presidencial, además del apoyo de la izquierda Boric cosechó también el apoyo de sectores de centro o de centroderecha –en particular los partidos de la extinta Concertación (la alianza de democratacristianos, socialdemócratas y liberales que gobernó Chile entre 1990 y 2010)– y de votantes conservadores preocupados por el ascenso de un candidato abiertamente alineado con el legado de la dictadura militar de Augusto Pinochet.

Boric fue uno de los principales líderes de la llamada “revolución de los pingüinos”, la masiva rebelión de estudios chilenos del año 2006 que exigía educación gratuita y de calidad y prefiguró las movilizaciones sociales de los años sucesivos. En 2008 fue electo consejero de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) y en 2010 presidente del Centro de Estudiantes de Derecho. Después de cofundar el colectivo Izquierda Autónoma, su ingreso al parlamento como diputado por la región de Magallanes le permitió obtener experiencia en la política institucional, incluyendo la capacidad de tejer alianzas con otros sectores progresistas.

(2) ¿Quién es el candidato derrotado y a quienes representa?

José Antonio Kast fue el candidato de la coalición de ultraderecha Frente Social Cristiano. Kast fue el vencedor de la primera vuelta, con un porcentaje de votos (27,9%) levemente superior al candidato de la izquierda (25,8%)

La campaña electoral de la ultraderecha estuvo centrada en el miedo y en el orden público, con constantes alusiones a la criminalidad, el narcotráfico y la falta de seguridad económica. El candidato, líder del Partido Republicano, también había declarado explícitamente que de ser electo, al discrepar con el proceso constituyente y el previsible texto constitucional resultante, rechazaría el plebiscito previsto para el año 2022.

La relativamente alta participación en la segunda vuelta de la elección presidencial se explica en gran medida por el temor ante el posible triunfo de un candidato proveniente del pinochetismo, con la consecuente derrota y legitimación vía las urnas de la extrema derecha. En palabras de Camila Musante, abogada integrante de Abofem (Asociación de Abogadas Feministas de Chile), la victoria de Kast habría significado “un retroceso de 100 años en materia de dignidad y derechos”, ya que se habrían cuestionado “conquistas feministas tan importantes y tan básicas como el derecho al voto, porque este candidato pretende eliminar la institucionalidad que protege a la mujer y está en contra de reconocer cualquier derecho sobre nuestros cuerpos”.

El crecimiento de la ultraderecha más allá de su base natural puede ser en gran parte explicado en relación a cálculos electoralistas de sectores y dirigentes de la derecha tradicional que, a medida que aumentaban las acusaciones de corrupción contra el actual presidente, decidieron abandonar la coalición liderada por Sebastián Piñera para apoyar a Kast. Las encuestas de opinión también destacaron a la migración y al conflicto entre el Estado chileno y el pueblo mapuche como factores que preocupaban a los votantes más nostálgicos del pinochetismo, propensos a asumir como propio el discurso radical de “mano dura” del candidato ultraderechista.

La ultraderecha obtuvo mejores resultados en las zonas rurales y las ciudades pequeñas, así como entre los votantes de mayor edad, los mismos sectores que en Chile y en otros países del mundo también son más reacios al feminismo o a los derechos de las minorías sexuales. Por el contrario, Por su parte, la candidatura de Gabriel Boric recogió más apoyo entre votantes de clase media y de más alto nivel educativo, así como entre la población residente en los barrios populares de Santiago y de otras grandes ciudades.

(3) ¿Cuál es el perfil ideológico de Boric y de quienes le apoyan?

El presidente electo pertenece a la nueva generación de la izquierda chilena. Boric es la expresión de una nueva generación no solo en términos demográficos, sino también en términos ideológicos. Representa una generación menos marcada por las profundas discusiones doctrinarias del pasado y las agrias disputas sectarias de la vieja izquierda socialista o comunista. Boric pertenece a una izquierda más preocupada por los acuciantes problemas del presente que por la superación del capitalismo a través de una revolución. No es casual que en su discurso de la victoria incluyera referencias al neoliberalismo, al medio ambiente, a las mujeres, a los servicios públicos, a la cultura, a la diversidad y a los pueblos indígenas. Boric es un crítico acérrimo del modelo neoliberal instalado durante la dictadura de Pinochet y expresa una perspectiva política progresista más feminista, más verde y más pragmática, pero que no reniega de los principios y banderas de la izquierda chilena.

En 2016 Boric fue uno de los fundadores del Movimiento Autonomista, una nueva organización política centrada en el objetivo de renovar a la izquierda chilena. Durante la campaña presidencial de 2021, Boric declaró que su generación “irrumpió en la política el 2011 despercudiéndose un poco de los miedos que había generado la dictadura y los pactos de la transición”.

“Con nosotros, a La Moneda, entra la gente”, afirmó Boric meses después, en su discurso ante mujeres feministas con pañuelos verdes, activistas LGBTIQ+ que ondeaban banderas con el arcoíris de la diversidad, militantes indígenas que enarbolaban la Wenufoye (el emblema del pueblo Mapuche) y decenas de miles de felices pobladores de los barrios populares. El presidente electo rememoró sus orígenes en el movimiento estudiantil y las movilizaciones sociales de la última década: “Somos una generación que emerge a la vida pública demandando que los derechos sean derechos y no bienes de consumo, no negocios, y vamos a seguir defendiendo esos principios”.

El movimiento feminista chileno convocó con entusiasmo a votar por Boric. “Elegimos un Gobierno en el que nuestras vidas no estén amenazadas por un programa misógino como el que plantea el candidato pinochetista”, afirmó Pamela Valenzuela Cisternas, vocera de la Coordinadora Feminista 8M en los días previos a la segunda vuelta electoral. También las principales organizaciones de los pueblos indígenas apoyaron al candidato de la izquierda. La politóloga argentina Verónica Azpiroz Cleñan, de origen mapuche, afirmó que el resultado de la elección abre “la posibilidad de que se pueda construir un Estado plurinacional”, ya que “para el pueblo mapuche es una oportunidad de construir la autonomía desde los territorios de los pueblos originarios, porque Boric recorrió y conoce la realidad de los territorios mapuches en situación de militarización”.

La alta participación y movilización electoral de los jóvenes, de las mujeres y de los pobladores de las comunas populares de los principales centros urbanos, manifiesta en la gran ventaja obtenida por la candidatura de Boric en las áreas metropolitanas de Santiago y Valparaíso, también expresó la aprensión frente a una posible liquidación reaccionaria del ciclo de protestas multitudinarias iniciadas el 18 de octubre del 2019.

(4) ¿Cuál es el contexto social, político y económico de Chile en este momento?

Entre los años 1973 y 1990 el país sufrió una bestial dictadura que asesinó, torturó, hizo desaparecer y exilió a cientos de miles de chilenas y chilenos. La dictadura expolió los recursos naturales, enriqueció a los jerarcas civiles y militares del régimen y aseguró la continuidad del modelo de explotación y opresión más allá del fin de la era pinochetista.

Tres décadas después del fin de la dictadura Chile es frecuentemente presentado como un modelo exitoso de gobernanza neoliberal, al exhibir relativamente buenos indicadores en términos de crecimiento económico y su condición de miembro pleno de la OECD, el club de los países “desarrollados”. La otra cara del supuesto “milagro chileno” es una sociedad tremendamente desigual, en la que el 20% de la población más privilegiada tiene ingresos más de 10 veces superiores a los del 20% menos favorecido. También es, como lo señala el politólogo argentino Atilio Borón, “una sociedad que rompió sus tradicionales lazos solidarios y se entregó al espejismo resumido en la fórmula acuñada por el régimen: la ciudadanía es el consumo”, exhibiendo “el triunfo de la ‘antipolítica’ y, por extensión, la obsolescencia de toda forma de acción colectiva”.

Chile es además uno de los países más afectados por la pandemia. Pese a exhibir uno de los más altos índices de vacunación en el mundo, es también uno de los que sufrieron profundas regresiones en los indicadores sociales y laborales, con una caída sin precedente de la ocupación y un paralelo aumento de la desocupación. La economía chilena atraviesa una de las mayores crisis económicas de su historia, con una caída del PIB de un 6% en el año 2020.

Además de intentar apaciguar la tormenta económica y social, Boric deberá enfrentar la falta de confianza en la política y en las instituciones del Estado. La politóloga chilena Pierina Ferretti argumenta que “después de medio siglo de neoliberalismo patrocinado por el Estado, la mayoría de los chilenos ha llegado a sentir una profunda antipatía hacia el sistema político chileno”. Decenas de miles de activistas políticos y sociales festejaron en las calles del triunfo de Boric, pero la misma investigadora señala que “a pesar de lo que podría considerarse un creciente nivel de politización de la sociedad chilena, tipificado por las enormes movilizaciones de los últimos dos años y la elección de un proceso constituyente liderado por la izquierda, sigue habiendo una enorme desconexión entre el pueblo chileno y la política institucional de los partidos, incluida la izquierda”.

(5) ¿Cuáles son las prioridades del entrante Gobierno de izquierda y cual es el margen de maniobra que tendrá para reorientar la política económica?

Poco minutos después de confirmarse su victoria, Boric leyó un largo discurso en el que ratificó la prioridades de su Gobierno, proclamando que el modelo económico chileno “tiene pies de barro” porque “no llega a los más necesitados”. En consecuencia, el presidente electo reafirmó su compromiso con los reclamos principales de las movilizaciones populares de la última década, en torno a programas de salud y educación “que no discriminen entre ricos y pobres”.

La campaña electoral de Boric se centró en la ampliación de derechos ­–en particular de los pueblos indígenas y de otras comunidades oprimidas o marginalizadas–, la descentralización del país, el ambientalismo y el fin de la herencia institucional de la dictadura, en sintonía con los reclamos del estallido social de 2019 y de la agenda programática de la Convención Constituyente.

Con cierta similitud a las plataformas de Podemos en España o del Frente Amplio en Uruguay, Boric propone una transición económica y social hacia un Estado de Bienestar de nuevo tipo. El presidente electo también se comprometió a garantizar pensiones “dignas para quienes trabajaron para hacer grande a Chile” y poner fin al sistema controlado por las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), las empresas privadas que durante las pasadas cuatro décadas han lucrado con los aportes de los trabajadores. Boric anunció la substitución del actual sistema privado por un sistema estatal, “solidario, sin fines de lucro”.

“Si Chile fue la cuna del neoliberalismo en Latinoamérica, también será su tumba”, afirmó Gabriel Boric en julio de 2021, cuando fue proclamado como precandidato presidencial en la interna de la izquierda que disputó con Daniel Jadue, dirigente del Partido Comunista.

El programa electoral de Boric incluyó reformas estructurales en el modelo económico vigente y que fuera instituido por el gabinete económico de la dictadura de Pinochet (los Chicago Boys) en la década de 1970, por lo cual es previsible una fuerte oposición de las élites conservadoras. La reacción inmediata de los mercados a la elección de un Gobierno progresista fue la esperada: la Bolsa de Santiago se derrumbó casi un 8% en la apertura y el peso chileno tuvo la mayor caída en su cotización diaria frente al dólar desde noviembre de 2008, en plena crisis financiera.

Para ampliar la cobertura y mejorar la calidad de los servicios públicos el Gobierno de izquierda tendrá que subir impuestos, afectando los intereses de las empresas mineras, la principal fuente de ingresos por exportaciones del país. La derogación del sistema de pensiones también seguramente generará una muy fuerte oposición de otros sectores de las clases dominantes que han obtenido fuertes ganancias durante varias décadas y que han establecido fuertes vínculos con los partidos y políticos conservadores.

Para evitar una confrontación abierta con los sectores económicos actualmente hegemónicos, muy probablemente el nuevo Gobierno presentará en los próximos días un equipo económico compuesto por figuras moderadas, con la intención de tranquilizar a los mercados. Boric no es un revolucionario y en la medida de lo posible evitará enfrentamientos directos con la burguesía chilena, siendo también consciente de que en el contexto de la pandemia y ante una crisis regional y mundial que podría tornarse más profunda a corto plazo necesitará estabilizar la economía en los primeros meses de su Gobierno.

(6) ¿Que apoyo político tendrá el futuro Gobierno en el Congreso Nacional?

Además de ocuparse de la economía, el nuevo presidente deberá lidiar con múltiples presiones políticas, sin contar con una mayoría estable en el Congreso Nacional y con un proceso constituyente en curso que reemplazará la Constitución autoritaria heredada de la dictadura de Pinochet. En la elección parlamentaria de noviembre (paralela a la primera vuelta de la elección presidencial) la derecha pudo festejar, ya que la votación obtenida le permitirá, a partir de marzo de 2022, controlar la mitad del Senado –donde la centroizquierda actualmente es mayoritaria–  y tener más presencia en la Cámara de Diputados –caracterizada por una fuerte atomización y en la que ninguno de los dos bloques que disputaron la segunda vuelta es mayoritario.

La alta fragmentación de la Cámara de Diputados obligará al nuevo Gobierno a negociar el apoyo de los sectores de la centroizquierda que conformaban la extinta Concertación, los que sumados cuentan con 37 escaños. El bloque de izquierda que sustentó la candidatura de Boric está compuesto por las bancadas del Frente Amplio y del Partido Comunista, las que unidas suman 74 diputados. La derecha contará con 68 diputados, sumando los 53 escaños de la coalición Chile Podemos Más (liderada por el actual presidente, Sebastián Piñera) y los 15 escaños del ultraderechista Frente Social Cristiano.

En la Cámara de Diputados, los partidos de izquierda con mayor representación parlamentaria serán el Partido Socialista, con 13 escaños, y el Partido Comunista con 12. El resto de la bancada progresista estará muy fragmentada, con varios otros partidos con menor representación. En este contexto, a Boric no siempre le será fácil obtener el apoyo legislativo que el Poder Ejecutivo necesitará para implementar su programa.

En la vereda de enfrente, es previsible que la derecha actúe como un bloque sólido de oposición parlamentaria. La experiencia internacional demuestra que la derecha es en general mucho más pragmática que la izquierda y puede dirimir sus diferencias uniéndose para enfrentar cualquier reforma progresista. La cohesión interna de la alianza que posibilitó la elección de Boric, por el contrario, no está garantizada a largo plazo.

También ingresarán a la Cámara de Diputados seis legisladores del Partido de la Gente liderado por el candidato presidencial populista Franco Parisi y que en principio no están alineados con ninguno de los dos grandes bloques. El comportamiento de esta bancada es una incógnita; pese a su reducido tamaño sus votos podrían llegar a ser fundamentales en determinados momentos del accionar legislativo.

(7) ¿Cuál es la relación entre esta elección presidencial y la Asamblea Constituyente?

Durante el primer año de Gobierno, Boric también deberá prestar mucha atención al avance del proceso de reforma constitucional. “Por primera vez en nuestra historia republicana estamos escribiendo una Constitución de forma democrática, paritaria, con participación de nuestros pueblos originarios. Cuidemos entre todos este proceso para tener una Carta Magna que sea de encuentro y no de división, como es la que [los militares] impusieron a sangre y fuego mediante un plebiscito fraudulento en 1980 y que tanto nos costó cambiar”, declaró Boric la noche de su elección.

El resultado de la elección presidencial ha asegurado la continuidad del proceso de redacción de la nueva Constitución. El candidato de la ultraderecha se había pronunciado en contra de la reforma, por lo que su victoria habría significado un fuerte conflicto con el Poder Ejecutivo. Las fuerzas democráticas confían que el nuevo texto constitucional desmantele los pilares del orden neoliberal-pinochetista, pero la derecha se opondrá con fuerza a todas las propuestas transformación de orientación progresista. La derecha perdió la elección presidencial, pero mantiene intacta su capacidad de convocatoria de un amplio segmento del electoral y resistirá unida todo lo que perciba como posible amenaza al statu quo. A lo largo y ancho de América Latina las derechas han demostrado que no están interesadas en la conciliación o el diálogo y que no dudan en radicalizar todos los espacios posibles de confrontación institucional.

Los constituyentes ­electos en mayo de 2021 son mayoritariamente de izquierda o independientes progresistas. La Asamblea Constituyente está presidida por Elisa Loncon –una lideresa Mapuche y férrea defensora de los derechos de los pueblos originarios– y el vicepresidente es Jaime Bassa –un joven dirigente político de izquierda. La candidatura de Boric y su plataforma electoral reflejaron los reclamos de cambios políticos, económicos y sociales estructurales que surgieron de la movilización social de 2019. No obstante, tras la elección de sus miembros constituyentes, el órgano evidenció su composición atomizada, en la que la primera minoría está conformada por convencionales independientes, que no responden a ninguna de las coaliciones partidarias de derecha o de izquierda y con perfiles ideológicos muy heterogéneos.

La coalición Apruebo Dignidad, liderada por Boric, representa apenas 16 de las 155 bancas que componen la Asamblea Constituyente, lo que obligará al presidente no sólo a buscar alianzas con la centroizquierda de la ex Concertación, sino también recoger apoyos de los independientes.

(8) ¿Cuál es el significado de la elección presidencial chilena para la izquierda y las fuerzas progresistas de América Latina y de otras regiones del mundo?

En América Latina, la victoria de la izquierda fue recibida como una muy buena noticia entre activistas políticos y sociales de muy diversos orígenes y tendencias ideológicas. El triunfo de Boric da continuidad a la serie de cambios políticos en la región iniciada con el retorno del Movimiento al Socialismo (MAS) al Gobierno de Bolivia en noviembre de 2020, la asunción de Pedro Castillo como Presidente de Perú en julio de 2021, la victoria de Xiomara Castro Sarmiento en Honduras en noviembre, y la consolidación de la candidatura de Luiz Inácio Lula da Silva como favorita para ganar la elección presidencial en Brasil en octubre de 2022.

Uno de los primeros en felicitar a Boric fue el expresidente brasileño: “Felicito al compañero Gabriel Boric por su elección como presidente de Chile”, escribió Lula en Twitter. El Partido de los Trabajadores (PT), liderado por Lula, también celebró la victoria con un mensaje en el mismo tono: “América Latina va recuperando la soberanía y la esperanza. ¡Viva Chile!”.

En Argentina, el presidente Alberto Fernández reafirmó “el compromiso de fortalecer los lazos de hermandad que unen a nuestros países y de trabajar unidos a la región para poner fin a la desigualdad en America Latina”. El premio Nobel de la Paz y defensor de los derechos humanos Adolfo Pérez Esquivel se manifestó esperanzado ante el inicio de “otro capítulo de igualdad, ampliación de derechos e integración en Nuestra América”.

El presidente de Bolivia, Luis Arce, afirmó que el triunfo de Boric representa “el triunfo del pueblo chileno” y que “la democracia latinoamericana se fortalece con base en la unidad, el respeto y, sobre todo, la voluntad de nuestros pueblos”. El presidente cubano, Miguel Díaz Canel, ratificó la “la voluntad de ampliar las relaciones bilaterales y de cooperación entre ambos pueblos y Gobiernos”.

La centroizquierda europea envió mensajes de celebración. El presidente Gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez, afirmó que “el pueblo chileno avanza con esperanza hacia un futuro más justo, feminista y ecologista”. El politólogo y cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero afirmó que “en Chile se está dirimiendo la misma pelea que hay en Europa entre una salida democrática a la crisis de 2008 y la del coronavirus, o un regreso a la noche de los tiempos” y que el avance de la izquierda en Chile “es una señal regional del agotamiento del modelo neoliberal que debe llegar también a Europa”.

En Francia, la Cancillería comunicó su “determinación para continuar el refuerzo de las relaciones bilaterales en todos los terrenos, en particular en materia climática y medioambiental”. La alcaldesa de París y candidata presidencial socialista, Anne Hidalgo, tuiteó: “¡Enhorabuena! La victoria de la democracia, de la justicia y de la igualdad. La victoria del pueblo chileno, la victoria de Gabriel Boric”.

Desde Estados Unidos, el poder imperial en la región con una largo y nefasto historial de injerencia política, el Secretario de Estado Antony Blinken declaró que el pueblo chileno “dio ejemplo una vez más” con unos comicios “libres y justos”, al tiempo que aseguró que espera avanzar con los “objetivos compartidos de democracia, prosperidad y seguridad”. También desde Colombia, un país que mantiene una estrecha relación con Chile a través de la Alianza del Pacífico (el tratado de promoción del comercio firmado por los Gobiernos de derecha de la región), el presidente Iván Duque también felicitó Boric: “Expresamos nuestro interés en seguir trabajando conjuntamente para fortalecer la histórica y fraterna relación bilateral que nos une”.

(9) ¿Cuál es la postura de Gabriel Boric en torno a los derechos humanos en otros países de la región?

En el año 2018, antes de tornarse el candidato de la izquierda, Boric había afirmado que “un sector de la izquierda interpela permanentemente a la derecha por su complicidad con las dictaduras del cono sur latinoamericano de la segunda mitad del Siglo XX, pero no es capaz de reconocer la restricción de libertades o violaciones a los DD.HH. cuando estas son realizadas por Gobiernos que considera afines”. El entonces parlamentario argumentaba que “tal como condenamos la violación de los derechos humanos en Chile durante la dictadura debemos desde la izquierda, con la misma fuerza, condenar la permanente restricción de libertades en Cuba, la represión del Gobierno de Ortega en Nicaragua, la dictadura en China y el debilitamiento de las condiciones básicas de la democracia en Venezuela”.

Al mismo tiempo, Boric aclaró la condena a otros Gobiernos supuestamente “de izquierda” no debería ser interpretado como un apoyo al sector golpista de la oposición venezolana, ni tampoco transformarse en “pseudo agente de la CIA” al no estar de acuerdo en la existencia de un único partido en Cuba.

(10) ¿Cuál es la postura de Gabriel Boric en torno al medio ambiente, el cambio climático y el extractivismo?

La apuesta al (neo)extractivismo y al (neo)desarrollismo como vías para asegurar el crecimiento económico y la justicia social ha sido señalada por muchos críticos –incluso desde sectores la izquierda latinoamericana– como uno de los más graves errores o limitaciones de los Gobiernos progresistas o de izquierda de décadas pasadas.

En agosto de 2021, al culminar el proceso oficial de aprobación del megaproyecto proyecto minero-portuario Dominga, de la minera Andes Iron, en la región de Coquimbo, el entonces candidato de la izquierda chilena declaró que: “Cuando hablamos de la superación del actual modelo neoliberal, del extractivismo, de este modelo de desarrollo, estamos haciéndonos cargo de algo que pareciera muy lejano, pero el informe de la IPCC nos demuestra que es actual, ahora ya”. Posteriormente, en su cuenta de Twitter, Boric escribió: “Chile Vamos y la derecha están haciendo un daño irreparable al permitir que continúe el proyecto de minera Dominga. Nuestra postura en esto es clara y la mantendremos firme en un futuro Gobierno: queremos desarrollo, pero no a costa del medio ambiente y las comunidades”.

El manifiesto electoral de la campaña de Boric explicita: “Proponemos el tránsito hacia una nueva matriz productiva, pero sabemos que en el corto plazo la primera prioridad del Gobierno debe ser generar empleos. Lo haremos con una mirada de futuro que se haga cargo de la crisis climática y ecológica, así como del retroceso histórico en la inserción laboral femenina, y que de la mano de las micro y pequeñas empresas avance en la desconcentración del mercado”.

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