La economía mundial es como un submarino que, tocado, se halla en rápida caída hacia zonas abisales, y las consecuencias para el Sur serán devastadoras.
Una población educada desde la infancia para comportarse como ciudadanos, no como consumistas, es la mejor garantía de cambio del comportamiento humano y de las leyes económicas que promueven la devastación del planeta.
Cada vez que se avecina una reunión de alto nivel para tratar el tema de las drogas controladas, vuelve a saltar a la escena la vieja propuesta de la legalización como solución al problema y la discusión en torno a ella.
La amplitud y el alcance de la obra intelectual de Giovanni Arrighi –especialmente, su capacidad para ofrecer análisis fundamentados en un contexto geohistórico a largo plazo– supone un logro sorprendente, sin olvidar que su generosidad para con sus interlocutores no tenía casi parangón.
Es como intentar desactivar una bomba con un chicle: sólo funciona en el cine. Así se podrían resumir las negociaciones sobre el clima que tuvieron lugar en Barcelona en noviembre.
Cuánto se habrá deteriorado la problemática generada por la producción, tráfico y consumo de drogas ilícitas en el mundo que el Consejo de Seguridad de la ONU ha llegado al punto de incluirla en su agenda de seguridad.
En enero de 2009, durante la operación Plomo Fundido, el ejército israelí destruyó el parque de la paz Barcelona, construido en la franja de Gaza con fondos del programa de cooperación del ayuntamiento barcelonés.
La actual crisis financiera ofrece la oportunidad de poner en marcha reformas fiscales que financiarían la conversión hacia una industria respetuosa con el medio ambiente: un keynesianismo ecológico que sacaría al mundo de la catástrofe económica y el caos social.
Una mirada sin pretensiones, pero no exenta de crítica, a lo que se cuece en las negociaciones sobre el clima de la ONU en Copenhague. Visitar el blog>