Los Países Bajos se suelen considerar un modelo de política progresista en lo que se refiere a las drogas, aunque cada vez se están quedando más rezagados con respecto a las innovaciones normativas que se están desplegando fuera de Europa. A pesar de ello, las ciudades holandesas están tomando medidas para adoptar políticas de cannabis más progresistas y adaptadas al contexto local. En este informe de país, elaborado en el marco del proyecto Nuevos Enfoques en Políticas y Prácticas de Reducción de Daños, se examina el pasado, el presente y el futuro de la política de cannabis en los Países Bajos.
Atrás quedan los años en los que la sociedad —jóvenes incluidos— rechazaba prácticamente en bloque la legalización de la marihuana. Así se desprende del último Eurobarómetro sobre la relación entre juventud y drogas, que revela que, aunque siguen siendo mayoría los europeos de entre 15 y 24 años que se oponen a legalizar el cannabis, el porcentaje que pide su regulación ha pasado del 34% al 45% en los tres últimos años.
Los coffee shops en Holanda, el consumo medicinal en algunos estados de Norteamérica -y recreativo en Washington y Colorado-, los clubes sociales de marihuana en España... y la regularización completa del mercado del cannabis en Uruguay, país al que Martin Jelsma ha asesorado recientemente. Son una treintena de países los que avanzan en mayor o menor medida hacia la legalización de la marihuana, apunta Jelsma, especialista holandés en políticas internacionales de drogas y director del Programa de Democracia y Drogas del Transnational Institute, observatorio crítico con los tratados de la ONU, muy restrictivos con su consumo. (Véase también: El "irreversible" proceso de regulación del mercado del cannabis)
La planta del cannabis se ha utilizado con fines espirituales, medicinales y recreativos desde los albores de la civilización. Este informe repasan minuciosamente la historia del control internacional y cómo el cannabis terminó incluido en el actual sistema de fiscalización de estupefacientes de la ONU.
La respuesta del ministro de Justicia holandés, Ivo Opstelten, a los 25 alcaldes que habían solicitado permiso para experimentar con el suministro regulado de cannabis a los coffeshops fue un claro NO. En carta al Parlamento el ministro dijo que “ya basta de insistir porque eso no va a suceder”. El ministro, quien no se ha caracterizado precisamente por su espíritu tolerante, ha hecho caso omiso de los argumentos que demuestran el fracaso de los esfuerzos del Gobierno para poner en cintura las políticas para el cannabis.
Según una encuesta de opinión realizada en los Países Bajos en agosto de 2013, el 54 por ciento de los holandeses está a favor de legalizar el cannabis, mientras que el 38 por ciento está en contra. Actualmente, existe una clara mayoría en pro de la legalización entre el electorado de los partidos que forman el actual Gobierno, el partido liberal conservador VVD (58 por ciento a favor) y el partido socialdemócrata PvdA (55 por ciento a favor), y en el Parlamento del país. Una serie de encuestas realizadas en los últimos meses indica que la mayoría de los holandeses está totalmente en desacuerdo con las actuales políticas de cannabis del Gobierno.
Cuando de marihuana se trata no hay otro país con tanta experiencia como Holanda. Los Países Bajos están a la vanguardia en la regulación de las políticas para la cannabis y le llevan muchos años de ventaja a naciones que ahora comienzan a reconsiderar el trato que se le debe dar.
La Secretaría General del Organización de Naciones Unidas (ONU) oficializó ayer el retorno de Bolivia a la Convención Única de Estupefacientes de 1961 con la reserva relativa al masticado tradicional de hoja de coca, debido a que sólo 15 países objetaron el pedido boliviano. La Oficina del Portavoz de Naciones Unidas señala que el número de naciones que se opusieron al reingreso de Bolivia a la Convención es inferior al requerido para bloquear la solicitud. (Véase también: Evo celebra el reingreso de Bolivia en la Convención antidroga de la ONU)
Hoy, el Estado Plurinacional de Bolivia puede celebrar una merecida victoria, ya que el país vuelve a integrarse formalmente a la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, pero sin estar atado a su injusto e irrealista requerimiento de que la “masticación de hoja de coca quedará prohibida”. Ello representa la exitosa conclusión de un arduo proceso en el cual Bolivia ha tratado de reconciliar sus obligaciones correspondientes a tratados internacionales, con su Constitución promulgada en 2009, la cual le obliga a defender la hoja de coca como parte del patrimonio cultural del país.
Martin Jelsma, lobista y director de un instituto dedicado al estudio de políticas de drogas, visitó Uruguay por tercera vez la semana pasada para asesorar al gobierno y a legisladores, y dar charlas sobre los mercados de marihuana.
El experto internacional holandés Martín Johanes Jelsma, coordinador del Programa Drogas y Democracia del Transnational Institute (TNI), disertó este martes en la Universidad de la República (UdelaR) en el marco del siglo “Políticas sobre drogas y regulación de mercados” que organiza la Junta Nacional de Drogas (JND).
Durante los últimos 10 a 20 años, las salas de consumo de drogas (SCD) se han convertido en una parte integral de estrategias de tratamiento de la dependencia a las drogas y de reducción de daños en una serie países de Europa occidental, Norteamérica y Australia. No obstante, éstas aún no han llegado a ser implementadas en la mayoría de los países en el mundo.
The prescription of substitution drugs, such as methadone and buprenorphine, has become a mainstream, first-line treatment for opioid dependence, with around 700 000 of Europe’s 1.3 million problem opioid users receiving substitution treatment today. But a small minority of entrenched opioid users repeatedly fails to respond to interventions of this kind. Findings from international trials now suggest that the supervised use of medicinal heroin can be an effective second-line treatment for this small, and previously unresponsive, group. In this latest EMCDDA Insights report, experts describe the development as ‘an important clinical step forward’.
En el marco de un mercado de ‘euforizantes legales’ muy dinámico y bien documentado, el caso del khat (también escrito ‘qat’, Catha edulis) ofrece una interesante anomalía. Se trata, en primer lugar, de una sustancia derivada de una planta que se somete a un procesamiento o transformación mínima en el recorrido entre el campo y el mercado. Y en segundo, el khat se ha consumido durante cientos –si no miles– de años en las tierras altas del África oriental y el sur de Arabia. En los países europeos, el consumo de khat se observó por primera vez durante la década de 1980, pero sólo ha suscitado una mayor atención en los últimos años.
Según la legislación encabezada por el actual gobierno conservador, sólo se les permitirá entrar a los coffee shops que venden cannabis a los residentes en Holanda. Esta medida, que busca reducir la compra de droga de parte de los turistas, ha desatado una amplia oposición. La ciudad de Ámsterdam, en donde se encuentran 220 de los aproximadamente 660 coffee shops del país, se opone a la medida. El debate entre partidarios y adversarios de las cafeterías parece mostrar acuerdo en una cosa: la regulación a medias de los coffee shops ha llegado a su punto final. O son abolidos o se tiene que regular la oferta de la “puerta trasera”.
In 1976 the Netherlands adopted a formal written policy of non-enforcement for violations involving possession or sale of up to 30 g of cannabis. The ‘gateway theory’ has long been seen as an argument for being tough on cannabis, but interestingly, the Dutch saw that concept as a rationale for allowing retail outlets to sell small quantities. Rather than seeing an inexorable psychopharmacological link between marijuana and hard drugs, the Dutch hypothesized that the gateway mechanism reflected social and economic networks, so that separating the markets would keep cannabis users out of contact with hard-drug users and sellers.
Michel Henry, envoyé spécial à Maastricht et Amsterdam
11 Julio 2011
Transformer les fameux coffee-shop, ouverts à tous, en clubs réservés aux seuls Néerlandais dûment inscrits : c’est le projet, très contesté, de la coalition droite-extrême droite au pouvoir.
Según la legislación encabezada por el actual Gobierno conservador, sólo se les permitirá entrar a los coffeeshops que venden cannabis a los residentes en Holanda. El Gobierno holandés anunció el pasado 27 de mayo que seguirá adelante con el plan de exigirles a todos los que compren marihuana en los coffeeshops del país un pase oficial que debe ser adquirido previamente. Esta medida busca reducir la compra de droga de parte de los turistas. El anuncio fue noticia internacional.
Eberhard Schatz, Katrin Schiffer, John Peter Kools
15 Enero 2011
Este informe del IDPC, escrito en colaboración con la red Correlation, examina los elementos de aplicación de la ley y de implicación comunitaria de la estrategia seguida en los Países Bajos, y aporta los datos disponibles sobre los resultados alcanzados hasta la fecha.