Convertir el cambio climático en un problema de seguridad crea una doble injusticia. Quienes menos culpa tienen del cambio climático no solo son los que más sufren sus consecuencias, sino que, además, están siendo puestos en el punto de mira con las respuestas de seguridad a los impactos climáticos mismos.
Los municipios europeos se suman a la batalla contra el TTIP para proteger la soberanía y los servicios públicos, demostrando cómo tomar la iniciativa política y construir una economía alternativa.
El veto estodounidense a la resolución presentada en el Consejo de Seguridad para condenar los asentamientos israelíes deja a Washington en una pésima posición con respecto al mundo árabe.
Mientras los EEUU y Europa parecen abocados a una crisis más profunda, algunos analistas observan un “desacoplamiento” del este asiático y de otras áreas en desarrollo con respecto a las economías occidentales.
El discurso de Obama en El Cairo marcó un cambio de retórica, dejando de justificar la temeraria arrogancia, el unilateralismo y el militarismo del imperio para centrarse en un enfoque más cooperativo e incluso internacionalista. Ahora, les toca a los estadounidenses movilizarse para transformar esta nueva retórica en nuevas políticas.
La V Cumbre de las Américas ha firmado la defunción de un tipo de Cumbre que, al igual que ha ocurrido con otras, estaban diseñadas para otras cosas y con otros actores.
El debate en EEUU sobre la tortura que practicó la administración de Bush se libra entre dos sectores: uno considera que es necesario dejar atrás esta "irregularidad" y mirar adelante; el otro, que las leyes existen para ser cumplidas.
En la década de 1970 Martin Agronsky, un conductor de programa de comentarios de fin de semana en Washington, invitó finalmente al venerable I.F. (Izzy) Stone a ser parte de los "expertos" del establishment.
En sus primeros 100 días de presidencia, Obama debería deshacerse resueltamente de dos hitos, Iraq y Afganistán, y allanar el camino para concentrarse en la tarea verdaderamente titánica que le depara el futuro: transformar la economía estadounidense y mundial.
Un nuevo Gobierno estadounidense brinda una oportunidad de cambio, pero se necesitará un movimiento antiguerra poderoso y movilizado para conseguir que la nueva administración rinda cuentas de las promesas realizadas.