Walden Bello comparte algunas reflexiones sobre lo que significó Seattle para los cambios en los sistemas de conocimiento, analiza cómo, a pesar de la profunda crisis del neoliberalismo, el capital financiero ha conseguido mantener un enorme poder, y apela a una nueva visión integral de una sociedad deseable.
El fracaso del G20 es reflejo de la imposibilidad de resolver la crisis alimentaria, energética, ambiental, financiera y económica sin plantear una crítica profunda al orden capitalista.
Mientras el imperio se debate en inútiles esfuerzos por controlar 'áreas estratégicas' en el exterior, su política interna se ha convertido en 'El Juego de la Irrealidad'.
El FSE de este año en Estambul ha unido a los movimientos sociales de todo el continente en un llamamiento por una transición social y ambientalmente justa.
La gente que perdió millones o centenares de miles especulando con Madoff han generado la atención de los medios, lo cual no hubiera sucedido si pierden su dinero en un casino de Las Vegas.
La economía mundial es como un submarino que, tocado, se halla en rápida caída hacia zonas abisales, y las consecuencias para el Sur serán devastadoras.
Las crisis son las grandes maestras de la historia. Ponen de manifiesto la esencia de un régimen económico-social al derribar el espeso velo de fetichismos y racionalizaciones que ocultan la naturaleza inherentemente explotadora y predatoria del capitalismo.
El derrumbe de Wall Street no se debe solo a la codicia y a la falta de regulación estatal de un sector hiperactivo. Procede también, y sobre todo, de la crisis de sobreproducción que ha venido minando al capitalismo remundializado desde mediados de los 70.