Declaración del Tercer Foro de Cultivadores de Opio de Myanmar

Los cultivadores de opio y los representantes de las comunidades de agricultores de opio se reunieron en septiembre de 2015 para hablar sobre las políticas de drogas que afectan sus vidas y plantear recomendaciones.

Tom Kramer

Nosotros, los cultivadores de opio y los representantes de las comunidades de agricultores del opio de los estados de Kayah, Shan, Kachin y Chin, nos reunimos en el Alto Myanmar para discutir sobre las políticas de drogas que nos afectan, y hacer las siguientes recomendaciones:

Cultivamos opio con el fin de garantizar la seguridad alimentaria para nuestra familia y para proveer nuestras necesidades básicas, y tener acceso a la salud y la educación. Cultivamos opio debido a la pobreza y porque vivimos en zonas altas, aisladas y montañosas en las que es difícil sembrar otros cultivos, porque la infraestructura es precaria lo que dificulta el transporte de los cultivos, y el acceso a los mercados. Además, tenemos poco acceso a tierra para plantar otros cultivos. La gran mayoría de los cultivadores de opio no son ricos y lo que cultivan es para su supervivencia. Por lo tanto, no deberían ser tratados como criminales.

El opio tiene muchos valores positivos para nosotros. Como hay pocas instalaciones de salud en nuestras áreas, utilizamos el opio como medicina tradicional para la diarrea, la tos, y como analgésico, y para mantenernos a salvo de los insectos venenosos. Algunos de nosotros creen que el opio los protege del mal, y que cuando se ofrece a los espíritus trae buena suerte. También lo usamos para el tratamiento de los animales enfermos.

Muchos de nosotros vivimos en zonas de conflicto armado. Tenemos que pagar un  impuesto por el opio a muchos grupos armados. Algunos representantes locales de las agencias del Gobierno, la policía y el ejército de Myanmar también vienen a nuestros pueblos, especialmente durante la época de cosecha, y nos exigen dinero bajo la amenaza de que si no pagamos destruirán nuestra cosecha. Algunos grupos armados prohíben el cultivo de opio y llevan a cabo erradicaciones. En algunos lugares también el Gobierno hace erradicaciones.

Aunque tenemos muchos problemas para alimentar a nuestra familia, también nos encontramos ante el riesgo de la erradicación. Creemos que nuestros campos de adormidera para opio no deberían ser erradicados hasta que no tengamos acceso a fuentes alternativas de ingresos. Algunos de nosotros dependen principalmente del cultivo de opio como medio de subsistencia.

Hasta el momento, muy pocos de nosotros se han beneficiado de los proyectos de desarrollo. Hay muy pocos programas de desarrollo alternativo en nuestras zonas. Estos programas deberían planearse con nuestra participación, y deberían adecuarse al medio ambiente local y al clima. La eficiencia de los pocos programas que están operando podría mejorarse mucho más.

En nuestras áreas también hay muchos problemas relacionados con el uso de drogas,  especialmente con ATS y heroína. Esto está causando problemas en nuestras familias y nuestra sociedad. Nos sentimos amenazados por estos problemas. Pero hasta ahora hay muy pocos servicios y programas disponibles para hacer frente a estos problemas. Esperamos que estos programas mejoren.

En conclusión, no queremos ser considerados como delincuentes. Exigimos la participación en los procesos de toma de decisiones sobre las políticas de drogas y programas de desarrollo que afectan a nuestras vidas.
 

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