Estaba convencido de que el carismático papa Francisco era doblemente infalible. Primero por ser papa, pues según el Concilio Vaticano I de 1870, el sumo pontífice no se equivoca, al menos cuando hace ciertas declaraciones en las que se supone que es asistido por el Espíritu Santo. Y segundo por ser argentino... pues al menos los argentinos creen que eso genera infalibilidad.