Los agricultores jóvenes y en ciernes de Europa enfrentarán crecientes barreras, ya que la tierra se está concentrando rápidamente en cada vez menos fincas grandes. La tierra está distribuida de manera aún más desigual que la riqueza. El número de pequeñas fincas está sufriendo una caída vertiginosa, con consecuencias devastadoras para la seguridad alimentaria, el empleo y el desarrollo.