En resumen, el contexto de la política en materia de cannabis y las prácticas de aplicación de la ley en Dinamarca se ha caracterizado por la represión creciente, pasando de un entorno de tolerancia a un enfoque de ‘tolerancia cero’ frente a la venta, el uso y la posesión. Hasta ahora, la oposición política a la legalización y la despenalización supera con creces el apoyo a estas, y la atención generalizada que han prestado los medios de comunicación al tema del cannabis medicinal desde 2016 no ha alterado las posiciones políticas sobre el cannabis para uso recreativo.
El problema de los conflictos entre bandas y la delincuencia organizada, sobre todo en 2017, contribuyó a renovar la atención pública y política sobre los vendedores y usuarios de cannabis, pero con la excepción de un único partido político, Radikale Venstre, esto no se ha traducido en un mayor respaldo político a las propuestas legislativas. Dicho esto, el tema de la legalización sigue vivo a través de audiencias y conferencias que se celebran de forma habitual en el Parlamento danés y de los debates en los medios de comunicación.
Recientemente, el expresidente del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata, en contra de la línea que mantiene su partido, se pronunció a favor de legalizar el cannabis (DR 2018c). Aún no se sabe si otras ciudades, como Aarhus, continuarán presentando propuestas parecidas y si ello podría reforzar los llamamientos a favor de la legalización.