Es genial. Es una señal de que de algún modo es posible que haya un cambio. Y, a propósito de ello, ¿crees que se puede reconfigurar el poder digital, definido ampliamente como lo describiste al comienzo en el interés público, y utilizarlo para hacer frente a las grandes crisis, como la catástrofe ambiental?
Cory: Creo que la tecnología que responde a las necesidades de los usuarios, la tecnología diseñada para maximizar la autodeterminación tecnológica, es fundamental para todo futuro en el que abordamos nuestras principales crisis. La tecnología digital baja los costos de transacción, es decir, los costos que debes soportar cuando intentas hacer cosas con otra persona. Esa es la mejor forma de entender su poder transformador.
Cuando era chico, por ejemplo, si quería ir al cine con mis amigos un viernes por la noche o bien teníamos que planificarlo de antemano o teníamos que llamar a cada uno desde teléfonos públicos y dejar un mensaje, y esperar que de algún modo lo recibieran. Hoy en día basta con enviar un mensaje de texto grupal y preguntar: ¿quieren ver una película? Es un ejemplo simple y claro de cómo bajamos los costos de transacción.
Internet reduce significativamente los costos de transacción. Nos permite hacer cosas como crear enciclopedias y sistemas operativos y otros proyectos ambiciosos de manera fácil e improvisada. Bajar los costos de transacción es realmente importante para fomentar el cambio social porque, por definición, los actores poderosos han descifrado los costos de transacción. Si eres un dictador o una gran empresa, tu función es resolver cómo coordinar que muchas personas hagan lo mismo al mismo tiempo. Allí es donde está la fuente del poder, en coordinar que muchas personas actúen al unísono para amplificar tu voluntad en el mundo.
Entonces, mientras que para la policía el costo de determinar quién está en una manifestación es más bajo que nunca, el costo de organizar una manifestación también es más bajo que nunca. Pasé gran parte de mi infancia andando en bicicleta en el centro de Toronto, pegando afiches en postes de teléfono, intentando movilizar a personas para que participaran en manifestaciones en contra de la proliferación nuclear, contra el apartheid, a favor del aborto, etcétera. Entonces, aunque mucha gente se burla de la cultura de Internet, tiene una riqueza que, apenas unos decenios atrás, jamás habríamos imaginado ni en nuestros sueños más descabellados.
Entonces, nuestro proyecto no debe ser poner fin a la tecnología, sino ver la forma de aprovechar los medios de la informática, de construir un sustrato tecnológico que responda a las necesidades de las personas, que nos permita construir el mundo que queremos, en particular un mundo con menos carbono, menos injusticia, más derechos laborales, etcétera.
Este es un ejemplo de cómo podemos lograrlo para abordar la crisis ambiental. A menudo se nos pide que elijamos entre el decrecimiento y la abundancia material, entonces se nos dice que el decrecimiento significa hacer menos con menos. Pero, de algún modo, tener más coordinación nos permitiría hacer mucho más con menos. Vivo en una casa en los suburbios de Los Ángeles, por ejemplo, y tengo un taladro barato porque solo necesito hacer un agujero en la pared seis veces al año. Mis vecinos también tienen taladros de mala calidad por la misma razón. Pero hay muy buenos taladros. Si viviéramos en un mundo en que no nos tuviéramos que preocupar por la vigilancia porque nuestros Estados nos rendirían cuentas, y no nos preocupara el poder coercitivo, entonces tendríamos taladros estadísticamente distribuidos en los barrios y los taladros te dirían donde están. Ese es el mundo en que tienes un mejor taladro, siempre hay un taladro disponible al alcance de tu mano, pero lo que pagas por el material, la energía y la mano de obra disminuye por orden de magnitud. Solo hace falta coordinación y rendición de cuentas respecto de la tecnología que utilizamos.