La política de la tierra Presentación de una nueva e importante colección
Regiones
La tierra es fundamental para los debates contemporáneos sobre política. La tierra sostiene los medios de subsistencia de millones de personas a través de la agricultura, la ganadería, la caza y la recolección. Dichos medios de subsistencia están íntimamente ligados a la naturaleza y los complejos y diversos ecosistemas que se desarrollan en la tierra. La tierra crea un sentido de identidad que atraviesa el género, la raza, la clase y otros ejes de diferencia. A través de diversas instituciones y formas de autoridad, la tierra vincula a los ciudadanos y Estados, las empresas y el capital, y es el lugar de acumulación, extracción y control. Por ende, el acceso a la tierra es fuente de disputas, negociación y reclamos de múltiples actores rivales, vinculados a una multiplicidad de luchas. Dicho de otro modo, la tierra nos conecta a todos a través de su política.

Credit: Federico ‘Boy’ Dominguez
Es por ello que la nueva publicación Oxford Handbook of Land Politics es tan importante. En sus 38 capítulos (904 páginas), escritos por un notable grupo de académicos del campo de los estudios agrarios críticos, el libro ofrece una guía valiosa para estos debates, con un excelente resumen e introducción de los editores, Jun Borras y Jenny Franco. Lo que sigue son algunas reflexiones tomadas del prólogo que escribí.
Al final del prólogo, pregunto cuáles son los nuevos ejes del debate que transforman nuestro entendimiento del cambio agrario y la política de la tierra ofrecido en las páginas del Manual. Hay muchos, pero destacaré solo cuatro.
- El primero es el cambio de considerar a la tierra únicamente como un lugar de producción y acumulación, para considerarla también un lugar de reproducción social y el sitio donde se desarrollan relaciones sociales y culturales muy diferenciadas según el género. Ello sugiere una política de tierra mucho más diversa que va más allá de la clase para centrarse en el género, la raza, la identidad, etcétera. Sugiere, a la vez, un enfoque renovado en los trabajadores, con medios de subsistencia complejos provenientes de múltiples fuentes más allá de la parcela de tierra fija, a través de la migración, el comercio, etcétera. Las categorías clásicas de clases basadas en la tierra que se centran únicamente en la producción son, por tanto, desterradas, a medida que se crean nuevas formas de medios de subsistencia. Como consecuencia de ello, la dinámica de diferenciación y acumulación cambia, como consecuencia de los cambios en la política de tierra, a medida que surge una mayor valoración de las preguntas clásicas de Henry Bernstein sobre la economía política: ¿quién es propietario de qué? ¿quién hace qué? ¿quién obtiene qué?, y ¿qué hacen con ello?
- En segundo lugar, centrar a la naturaleza, el medio ambiente y el clima en relación con la tierra es un tema que figura en muchos capítulos. Los seres humanos y la naturaleza (y, por ende, la tierra) son inseparables. Sin embargo, a menudo han estado desconectados por las fuerzas de la modernidad capitalista. La importancia de reconectarlos es fundamental, lo cual requiere una nueva ecología/economía política de la tierra. Ello tiene profundas repercusiones en el modo en que vemos la tierra, es decir, no solo como una parcela demarcada, sino como parte de un paisaje y territorio de vida más amplio, dentro de un sistema planetario. Ello, a su vez, destaca la conexión crucial entre la tierra y la crisis climática. Cambiar el uso de la tierra, ya sea mediante la deforestación, la agricultura intensiva y la extracción de agua o minerales es un factor que contribuye considerablemente al cambio climático. A medida que los regímenes de extracción evolucionan en las nuevas fronteras del capitalismo, la tierra se vuelve fundamental. Dichos regímenes de alimentación, agua y energía están constituidos mediante una política disputada y, a medida que se acelera el imperativo de abandonar la dependencia de los combustibles fósiles y los sistemas de agricultura intensivos y contaminantes, surgen nuevos desafíos. En la carrera por alcanzar emisiones “cero neto”, por ejemplo, se ofrece energía alternativa, la adaptación al clima y “soluciones” basadas en la naturaleza. Sin embargo, todas influyen en quién controla la tierra, en un momento en que el acaparamiento de tierra se justifica cada vez más en nombre de las “transiciones” verde y climática que, a su vez, crean una nueva política basada en la tierra en todo el mundo.
- En tercer lugar, en muchos capítulos se argumenta a favor de ir más allá de un enfoque estrecho, individualizado de los derechos de la tierra, la seguridad de la tenencia y la gobernanza de la tierra. Este marco de gestión, administrativo y tecnocrático domina el pensamiento en materia de políticas, pero no es compatible con las realidades sobre el terreno. Como se señala en la introducción, esos esfuerzos de brindar “seguridad” a las mujeres, los pueblos indígenas y otros pueden paradójicamente dar lugar al despojo, a medida que la especulación, la apropiación y la extracción aumentan en zonas donde la “regularización” ha generado claridad mediante la demarcación y la delimitación. En lugar de ello, hay una necesidad de pensar en la tierra como constituida mediante formas de relación de propiedad híbridas, de estilo mosaico, donde la adquisición de propiedad es un proceso continuo, disputado y negociado. La tierra siempre está integrada en las relaciones de poder y, entonces, pensar cómo se genera la autoridad sobre la tierra —mediante interacciones entre ciudadanos, Estados, empresas y otros actores— puede ayudarnos a elaborar instituciones democráticas más adecuadas para el control de la tierra y un enfoque a la “gobernanza de la tierra” más innovador y sólido.
- Por último, el Manual señala la importancia de entender la tierra como “régimen”, situado en un contexto histórico de economía política más amplio. Como se destaca en la introducción, un régimen de tierra —al igual que un régimen alimentario— se estabiliza, quizá solo provisional y temporalmente, mediante un conjunto de fuerzas políticoeconómicas que funcionan dentro de una fase específica del capitalismo. Pero los regímenes cambian debido a la intersección de las luchas locales y las fuerzas e intereses políticos más amplios. Hoy en día, estas son influenciadas por las nuevas fronteras de extracción y acumulación, vinculadas con relaciones económicas globalizadas, cambiando los sistemas alimentarios y fortaleciendo los imperativos climático-ambientales. Mientras tanto, los regímenes autoritarios y populistas definen a la nación en términos de la relación entre “la población” y su patria, siempre en formas que intentan excluir a algunos, mientras incorporan a otros en una política populista de la tierra y la pertenencia. Si no entendemos este contexto histórico estructural más amplio, no podremos abordar los desafíos urgentes de la tierra y su uso a nivel más local —ya sea mediante cambios a la agroecología o a la soberanía alimentaria, por ejemplo— .
El Manual es una colección rica, diversa y muy informada, que combina puntos de vista teóricos con reflexiones sólidas. Al ir más allá del estrecho canon marxista para abarcar una gran variedad de perspectivas, no adopta una línea de pensamiento específica. La introducción alienta al lector a hallar su camino, a leer los diferentes marcos conceptuales y reflexionar sobre las diversas dimensiones —es decir, generar una sensibilidad crítica a los estudios agrarios y la política de la tierra—.
Este Manual es un recurso fundamental y muy valioso para todas las personas que estudian la tierra, o la política en forma más general, así como para activistas y expertos que se enfrentan a los desafíos de la política de la tierra.
Enlaces:
El Manual
La introducción (Borras y Franco – contacta a los autores para obtener una copia de este capítulo)
El prólogo (Scoones)(acceso libre)
Nota: En el sitio web del Manual se mencionan dos fechas de publicación: 2022 fue el año en que comenzó formalmente el proyecto del Manual; 2025 fue el año en que se finalizó y publicó el manual en su totalidad. Las ediciones digital y de tapa dura están destinadas a bibliotecas, mientras que la edición de tapa blanda se estima que estará disponible aproximadamente dentro de un año.