Acuerdos comerciales, transición energética y extractivismo en América Latina

Fecha de publicación:
6:18 minutos

En las últimas décadas, las potencias globales como Estados Unidos, China y la Unión Europea, están trabajando para consolidar su acceso a materias primas críticas de América Latina a través de acuerdos comerciales e inversiones estratégicas. Este enfoque, caracterizado por un profundo desequilibrio en los términos de intercambio, perpetúa un modelo extractivista que saca recursos vitales para las industrias tecnológicas y energéticas de estos países, dejando a la región con escasos beneficios económicos y un alto costo socioambiental. 

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La transición energética y la digitalización global han intensificado la demanda de ciertos minerales y recursos, como el litio, el cobre y otros minerales esenciales para la fabricación de baterías y la tecnología digital. América Latina, con sus vastas reservas de recursos, se ha convertido en un objetivo clave de las economías desarrolladas que buscan asegurar el suministro de estos materiales para consolidar su hegemonía en las industrias tecnológicas y de energías renovables. En este contexto, Estados Unidos y la Unión Europea han utilizado tratados comerciales y de inversión para favorecer sus propios intereses, convirtiendo a América Latina en un proveedor seguro de recursos críticos a un bajo costo. 

Pero, ¿qué encierran estos acuerdos comerciales y de protección de inversiones?

La respuesta es sencilla. Los tratados de libre comercio y los acuerdos de protección de inversiones, otorgan a las empresas transnacionales derechos para explotar recursos en países en desarrollo, reduciendo sus responsabilidades en los territorios donde operan. Estos acuerdos incluyen cláusulas de "protección de inversiones" que permiten a empresas extranjeras demandar a los gobiernos anfitriones en tribunales de arbitraje internacional cuando sienten que las políticas locales afectan sus beneficios. En el caso de América Latina, esta dinámica es especialmente notoria en la industria minera, donde países como Perú, Bolivia, Chile y Colombia han experimentado demandas de arbitraje por empresas extranjeras, que presionan a sus gobiernos para detener sus regulaciones ambientales y laborales.

Se trata de un sistema que otorga a las multinacionales un poder de veto sobre las políticas soberanas de los países y, en muchas ocasiones, desincentiva la implementación de normativas que busquen proteger los recursos naturales o los derechos de las comunidades locales. Diversas investigaciones del Instituto Transnacional documentan la forma en que el mecanismo de arbitraje inversor - estado se ha utilizado para presionar a países para que renuncien a ciertas regulaciones ambientales, convirtiéndose en un "paraíso" para las empresas contaminantes que buscan evitar medidas de mitigación de daños ambientales​. 

En síntesis, los tratados de libre comercio y de inversión, limitan la capacidad de los Estados para implementar regulaciones ambientales y de protección de derechos en sus territorios. Al mismo tiempo, estos tratados restringen cualquier medida que afecte el suministro de estos minerales hacia los países que los procesan, eliminando las barreras a la exportación de materias primas y políticas de precio diferenciado para favorecer el procesamiento por parte de las empresas nacionales. Un ejemplo de estas cláusulas se encuentra en el recientemente aprobado tratado entre Chile y la Unión Europea. Observamos que estos tratados tienden a perpetuar una dependencia en la exportación de recursos naturales, reduciendo el potencial de América Latina para desarrollar una industria que agregue valor a sus materias primas.

Frente a esta situación, ¿qué se debería hacer?

El sistema de acuerdos comerciales actuales presenta importantes implicaciones para América Latina, debido a que perpetúan un ciclo de dependencia económica, en el que países del Sur Global se ven obligados a explotar recursos básicos y a asumir los costos ambientales, mientras que las ganancias de la transformación y la venta de productos de alto valor agregado se quedan en los países industrializados del Norte Global, pero también de China, que también busca asegurar su acceso a los recursos críticos provenientes de países como América Latina. 

China avanza en su propia versión de tratados comerciales y asociaciones regionales, y su influencia desafía el dominio estadounidense y europeo en la región. China ha puesto en marcha iniciativas que fortalecen su red de alianzas y le están permitiendo crear nuevas rutas para la expansión de sus empresas tecnológicas en mercados emergentes, desafiando la preeminencia de las potencias occidentales. 

La estrategia de las potencias globales de asegurar materias primas críticas en América Latina a través de acuerdos comerciales representa un desafío para los países de la región, que buscan equilibrar su soberanía con las demandas del mercado global. Los mecanismos de arbitraje y las cláusulas de inversión que protegen los intereses de las empresas transnacionales, limitan la capacidad de estos países para controlar sus recursos. En un contexto de transición energética y digital, es crucial que América Latina avance hacia modelos de desarrollo que garanticen no solo el acceso soberano a sus recursos, sino también la capacidad de transformar sus economías en beneficio de sus pueblos, protegiendo a la vez el ambiente y la biodiversidad.

Ante esta situación, muchas organizaciones internacionales como el Instituto Transnacional recomiendan revisar los acuerdos comerciales y de inversión firmados por los países de la región, y promover una mayor cooperación regional para fortalecer el desarrollo de industrias locales en América Latina, escuchando siempre a las comunidades que viven en los territorios. 

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Te invitamos a escuchar la serie completa "Transición energética, poder corporativo y resistencias territoriales", una producción del Instituto Transnacional y de Radio Universidad de Chile 102.5 FM. 

Fuentes: