“Necesitamos la solidaridad de los pueblos con Ucrania y contra la guerra, no la falsa solidaridad de los gobiernos”

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Shaun Matsheza y Nick Buxton del TNI conversaron con dos activistas del consejo de redacción de la publicación de izquierda Commons, que explora y analiza la economía, la política, la historia y la cultura de Ucrania. Denys Gorbach es sociólogo, actualmente estudia un doctorado en Francia sobre la política de la clase trabajadora ucraniana; y Denis Pilash es politólogo y activista del movimiento social Sotsialnyi Rukh.

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Denis Gorbach y Denis Pilash (I-D)

Lo que sigue es la traducción de una versión resumida de la entrevista realizada en inglés para el podcast el Estado del Poder.


Shaun Matsheza: ¿Cómo se está desarrollando la situación en Ucrania y cómo los está afectando a ustedes, a sus familias y amigos?

Denys Gorbach: Personalmente, estoy bastante seguro, ya que mi pareja y yo estamos lejos de Ucrania, pero no resulta fácil vivir y funcionar en el día a día. Además de la ansiedad que generan las noticias, aún tengo familia allí. Mi tía y mi suegro han pasado una semana o más refugiados en sótanos porque viven en un barrio del este de Kiev, donde lanzaron uno de los primeros ataques aéreos en la mañana del 24 [de febrero].

Denis Pilash: El primer día de la invasión aún estaba en Kiev. Mi plan inicial era quedarme allí, pero me convencieron de que fuera a un lugar más seguro en Ucrania, y aquí la situación está bastante bien. Se ha convertido en un gran centro de flujo de refugiados, por un lado, y de ayuda humanitaria, por otro. Participo en una red de trabajo voluntario de una universidad local distribuyendo ayuda humanitaria a las personas que han sido realojadas aquí y a las personas que están cerca de las zonas de guerra. Pero genera ansiedad intentar seguirle el rastro a cientos de amigos para saber si están bien. Hace varios días que no he estado en contacto con algunos de ellos; aún se encuentran en barrios de Kiev que están siendo fuertemente bombardeados, así que no tengo idea de cómo están. Entonces, existe esta ansiedad y una especie de terror existencial cada día cuando lees las noticias. Amigos de amigos han muerto. Y la peor sensación es saber que aunque evitemos el peor escenario posible, como una guerra nuclear, parece que nos encaminamos a un conflicto prolongado, en el que muchas personas serán expulsadas de sus hogares y terminarán por todas partes. Es un sentimiento oscuro.

Shaun Matsheza: Es una situación terrible. Entiendo que es muy difícil poder determinar ahora exactamente cuál será la estrategia de Rusia, pero ¿qué crees que ocurrirá?

Denys Gorbach: No soy analista militar, pero por lo que veo no deberíamos contar con que Zelensky realice ninguna concesión importante. No porque sea un superhéroe, como lo muestran los medios occidentales, sino porque simplemente no tiene muchas opciones. Aunque realizara alguna concesión importante para poner fin a la guerra, hay un gran riesgo de que sea derrocado por un golpe de Estado nacionalista. Claramente, en caso de no tener alternativa, ha optado por ser derrocado por una fuerza de ocupación, en lugar de por sus compatriotas ucranianos. De modo similar, parecería que Putin se ha puesto en una situación en la que si retrocede, su Gobierno quedará vulnerable internamente. Ahora mismo no veo señales de que se pueda reducir el conflicto.

Shaun Matsheza: ¿Estás de acuerdo con esto, Denis?

Denis Pilash: Sí. Tampoco soy analista militar, pero por lo que hemos visto en esta última semana, la invasión rusa fue realmente un desastre en cuanto a la preparación. Parece que estaban planificando una guerra relámpago sin contratiempos, en la que capturarían a las principales ciudades en unos días y serían acogidos como libertadores. Sin embargo, hubo muchos problemas logísticos y se enfrentaron al rechazo absoluto de la población en todas las regiones que capturaron. Hay grandes manifestaciones contra la ocupación rusa y la mayoría de las autoridades locales se niegan a colaborar con las fuerzas de la ocupación. De modo que claramente cometieron un error de cálculo y parecen no tener un plan B. Y de ahí el peligro de una guerra prolongada de la que Putin no se retirará sin que haya concesiones importantes, y en la que a Zelensky y Ucrania no les queda otra opción que resistir.

Las autoridades ucranianas afirman que están intentando hallar un camino hacia el cese del fuego, pero no hay muchas expectativas debido a que Rusia aún se mantiene firme en sus demandas iniciales. Algunas noticias son muy confusas. Por ejemplo, hay rumores de que Rusia va a reinstaurar al Presidente derrocado Yanukovych, que se ha vuelto el hazmerreír de casi toda la población ucraniana y es profundamente despreciado. De ser así, Rusia ha perdido contacto con la realidad. Es por ello que es muy difícil hacer un pronóstico.

Shaun Matsheza: Entonces, en la situación actual, ¿qué puede hacer la población? Parece que, lamentablemente, hay mucha división en la izquierda sobre cómo responder. ¿Cómo se puede lograr la solidaridad?

Denys Gorbach: En cuanto a la división, está el llamado “campismo”, que se originó en la Guerra Fría, cuando un porcentaje considerable de la izquierda occidental apoyaba a la Unión Soviética. Más allá de cuál fuera su lógica en el pasado, es una aberración hoy en día cuando Rusia es claramente un país capitalista y su líder, Putin, es abiertamente anticomunista y despotrica contra Lenin y los bolcheviques, a quienes odia por haber destruido el preciado imperio ruso. Sin embargo, de algún modo, los descendientes de los campistas aún viven en la década de 1970, lo que nos lleva a esta situación lamentable en la cual una porción de la izquierda mundial apoya a cualquier antiestadounidense, especialmente si es Rusia, que, de algún modo, siguen asociando con la Unión Soviética, el comunismo y los osos.

Creo que este es un buen momento para que todas las personas de izquierda a nivel mundial repiensen su análisis. Un buen punto de partida sería rechazar el sesgo geopolítico en su análisis de los acontecimientos que se están desatando fuera de su propio país. Es muy común que en el análisis de la izquierda solamente se atribuya agencia a la OTAN o a Putin, pero se niegue agencia a las decenas de millones de personas que viven en Ucrania. Debemos recordar que los ucranianos no solo son personas, sino que son compañeros de clase. La mayoría de ellos son hombres y mujeres trabajadores que comparten muchas preocupaciones diarias y que merecen que los tengamos en cuenta cuando formulamos nuestras posiciones.

Denis Pilash: Sí. Estoy totalmente de acuerdo. Los ucranianos no son peones en un tablero de ajedrez geopolítico. Del mismo modo que nuestro conocimiento de la corrupción del Gobierno de Abbas y el carácter de extrema derecha del movimiento Hamas no debería impedirnos ver el sufrimiento del pueblo palestino, invocar a la extrema derecha o la corrupción y los oligarcas de Ucrania no debería ser un obstáculo a la solidaridad de los pueblos con las víctimas directas de las bombas y el imperialismo rusos y, de hecho, las víctimas de los oligarcas y la extrema derecha. 

Debemos centrarnos en las necesidades de las personas en todos estos países y no solo en conceptos abstractos. Toda esta conversación sobre las “preocupaciones de seguridad legítimas” de Rusia, por ejemplo. ¿Hablamos de preocupaciones de seguridad legítimas de Estados Unidos en relación con Cuba o Granada? ¿Acaso estas “preocupaciones de seguridad” otorgan al poder imperial el derecho de intervenir y perpetrar esta agresión? Por supuesto que no. De modo que es necesario aplicar este mismo principio a Ucrania y a todos los demás países afectados por el imperialismo.

Es muy grave ver el regreso de este campismo. En la década de 1990 y 2000, creo que la gran mayoría de la izquierda internacional era crítica de las guerras de Yeltsin y Putin en Chechenia y no se engañaban acerca del juego de poder de gran escala de Rusia para restablecer su esfera de influencia. Sin embargo, como por milagro, incluso sin grandes esfuerzos del Kremlin, parte de la izquierda ha creído su propaganda, a pesar de que el Gobierno de Rusia también está trabajando con entusiasmo con la extrema derecha y las fuerzas conservadoras europeas.

Mientras tanto, los Estados de Europa Central y del Este en ocasiones son dejados de lado como si no fueran Estados reales, se los trata como naciones sin historia, como personas de segunda clase.

Shaun Matsheza: ¿Qué tipo de apoyo pueden brindar las fuerzas progresistas al pueblo de Ucrania? ¿Está bien que la izquierda se sume a las demandas de apoyo militar?

Denys Gorbach: Es una pregunta difícil, cómo apoyar algo relacionado con lo militar. Personalmente, me gusta la posición de Gilbert Achcar, un académico de Londres, que propone adoptar una posición antiimperialista radical, que según él debería consistir en oponerse a una zona de prohibición de vuelos y propuestas similares, dado que ello daría lugar a un enfrentamiento militar directo entre los principales poderes imperialistas y a una posible guerra nuclear a nivel mundial. Pero, por otro lado, vale la pena apoyar el suministro de armas a un país pequeño que está intentando defenderse de un ataque imperialista, como ocurrió con Vietnam y Corea, que se beneficiaron de la amplia ayuda militar de China y la Unión Soviética.

Denis Pilash: Sí. Hay una fuerte tradición histórica de apoyar la guerra de los pueblos en los países más pequeños que son atacados u oprimidos por grandes poderes imperiales. Ha sido una parte integral de los proyectos políticos de izquierda desde el siglo XIX, desde el apoyo de la Primera Internacional a las luchas polacas y las luchas irlandesas, entre otros, y más adelante con el apoyo a la descolonización de muchos países.

Si aún se tienen reservas debido a consideraciones o convicciones de diversa índole o a creencias pacifistas estrictas que impiden apoyar la ayuda militar o la resistencia militar, hay muchas otras formas de apoyar a la población civil, como la ayuda humanitaria y el apoyo de la resistencia no violenta en ciudades, poblados y aldeas ocupados. Hay una gran variedad de acciones que cada persona, organización y movimiento puede emprender.

Shaun Matsheza: Como zimbabuense y miembro de redes africanas, veo muchos comentarios sobre cómo los medios de comunicación están cubriendo el conflicto ucraniano y explicándolo al mundo de un modo muy diferente a otros conflictos. También vemos imágenes de estudiantes africanos refugiados que reciben un trato diferente a otros refugiados ucranianos, denuncias de racismo, discriminación cuando intentan subirse al tren, etcétera. ¿Cuál sería su mensaje para la gente que no es europea, a quienes no les interesa la dinámica europea, pero que realmente quieren formar parte del movimiento mundial por la paz?

Denys Gorbach: Hay una expresión acuñada por uno de nuestros colegas, que denominó a Ucrania el país más al norte del Sur Global. Creo que es una descripción acertada, especialmente si se tiene en cuenta la situación macroeconómica y las tendencias demográficas del país. Ello redunda en la racialización de los ucranianos cuando consideramos que el racismo se trata de relaciones de poder. Sin duda somos considerados blancos por nuestro color de piel, y de hecho somos blancos en Ucrania en nuestras interacciones con las personas locales racializadas como los romaníes o los estudiantes negros. Pero en Europa Occidental, pierdo mi estatus social en el momento en que abro la boca y revelo mi acento eslavo. Sin embargo, debido a la guerra, los ucranianos nos hemos convertido en bastante blancos para Occidente y casi humanos en cuanto a su trato.

Este panorama racista, esta ideología que favorece a Europa y mide la calidad de las personas en función de su proximidad a la idea de Europa Occidental también es, lamentablemente, generalizada en Ucrania. Debemos condenar los incidentes racistas en la frontera. Estamos siendo testigos no solo de discriminación por el color de piel, sino también por el color del pasaporte. Por ejemplo, los refugiados de Bielorrusia también están sufriendo discriminación, a pesar de que huyeron a Ucrania para escapar del régimen, sin embargo se los acusa de ser parte del régimen.

Por otro lado, un aspecto positivo es que ahora hemos visto que es posible establecer condiciones más o menos decentes para los refugiados que escapan de la guerra de un país que no es del primer mundo. De modo que creo que este debería ser un buen precedente en el cual basarnos y exigir ahora que se aplique el mismo tipo de régimen jurídico y se extienda el mismo nivel de solidaridad a los refugiados que vienen de otras partes del mundo. Todos y todas merecemos el mismo tipo de trato.

Denis Pilash: A pesar de este trato preferible de los refugiados ucranianos, hay denuncias de que algunos refugiados están siendo explotados o discriminados en Europa. Es preciso destacar también a los más vulnerables, como los ciudadanos extranjeros o las personas sin ciudadanía y las minorías discriminadas, como las personas romaníes. Espero que la situación en Ucrania sirva para iniciar una discusión más amplia sobre cómo tratar de una manera mucho más humana a las personas que huyen y solicitan asilo.

También quisiera agregar que la gente de izquierda no debería confundirse y pensar que si alguien como Boris Johnson trata bien y elogia a determinadas personas, ello significa que no son nuestros amigos, que sus amigos deban ser nuestros enemigos. Debemos entender que las figuras como Johnson o Erdogan y otros que se hacen pasar por grandes defensores de Ucrania están utilizando esta situación de manera cínica y no son verdaderos amigos del pueblo ucraniano.

Fue muy simbólico que justo antes de la invasión rusa, una delegación de sindicalistas y políticos de izquierda británicos hablaron con personas aquí, sobre el terreno –activistas de sindicatos y grupos de derechos humanos, movimientos feministas– y demostraron su solidaridad ante la agresión real. No hubo esa respuesta de la derecha o de los liberales de centro. Este fue un apoyo de base auténtico entre las personas explotadas, oprimidas y excluidas de clase trabajadora que se enfrentan a los mismos sistemas de explotación, discriminación y exclusión. Es por ello que necesitamos esta solidaridad a nivel de las personas, no simplemente la falsa solidaridad de los gobiernos.

Shaun Matsheza: ¿Quisieran añadir algún mensaje final?

Denys Gorbach: Creo que estas circunstancias tristes demuestran que ya es hora de construir una solidaridad práctica anticapitalista, anti cambio climático y anti militarista. Debemos unir estos tres temas en un movimiento que pueda alzarse hoy contra la guerra, al igual que contra el imperialismo que está destruyendo nuestro planeta.

Denis Pilash: Espero que a medida que realizamos demandas específicas con respecto a la situación en Ucrania, también podamos ampliarlas a algo más internacional. De modo que cuando hablemos de apoyar y ayudar a los refugiados ucranianos, nuestra demanda se extienda a los refugiados de todo el mundo. Si exigimos que se cancele la deuda externa ucraniana, esta demanda debería extenderse a la deuda de la mayoría de los países, especialmente los países más pobres. Si exigimos que se confisquen los activos de los oligarcas rusos y quizá de los oligarcas ucranianos, utilizarlos para reconstruir Ucrania. También hemos planteado las preguntas de las lagunas fiscales utilizadas en todas partes por la clase capitalista mundial para guardar sus activos. Si exigimos terminar con el abastecimiento de petróleo y gas de Rusia, deberíamos ampliarlo a Estados como Arabia Saudita con su guerra criminal en Yemen. Estos son todos imperios de combustibles fósiles a los que se debe poner fin con una reconstrucción ecosocialista del sistema mundial.

De modo que todo tema pequeño es parte de una discusión más amplia. Es por eso que es importante tener esta solidaridad y este intercambio entre pueblos en diferentes regiones, todos ellos afligidos básicamente por los mismos problemas, aunque las dinámicas y los contextos sean diferentes.

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