Sobre el uso tradicional de la coca en pueblos indígenas amazónicos

Conocemos bastante y se ha escrito mucho sobre los usos de la hoja de coca entre los pueblos indígenas de las partes altas de los Andes, principalmente de origen quechua y aimara, así como su uso costeño y por colonos en las zonas de del piedemonte amazónico, pero muy poco sobre sus usos entre pueblos originarios de la región andino-amazónica. Investigando sobre este uso - pijchar, acullicar o mambear-, mítico-religioso, como medicina, para pescar y mitayar de los pueblos originarios amazónicos, diversos autores sostienen que no existen evidencias sobre estos usos, pero en mi opinión es errónea e inexacta esta percepción, históricamente y en la actualidad.

Autores

Article de

Hugo Cabieses Cubas
coca farmers

Photo: Hugo Cabieses Cubas

Aquí presentamos una rápida revisión bibliográfica sobre este tema, así como una constatación personal en entrevistas con pueblos amazónicos en el año 2002 a orillas del río Putumayo. Asimismo, en 1991 con apus de la etnia quichwa del río Napo ecuatoriano, en un evento realizado en Popayán, auspiciado por el Convenio Hipólito Unanue, en el 2006-2010 con varias comunidades matsiguenga, amarakaeri y huachipaeri en la zona de amortiguamiento del Parque Nacional del Manu y, más recientemente, en el 2021 con comunidades asháninca y amuesha en la Selva Central.

En Perú

Revisando mis archivos coqueros, he tenido la grata sorpresa de encontrar un grueso documento titulado “Productores de coca en los valles de La Convención y Lares” (1993), que es la tesis para optar al título de licenciada en Antropología, de Karina Pacheco Medrano, escritora cusqueña, quien escribe en la página 31:

“Al noreste del estado de Amazonas en Brasil, en las zonas del Alto Río Negro y del curso principal del Alto Amazonas, donde habitan los indios Tucanos, Macús y Mirañas, se puede encontrar, en la actualidad, de cinco a diez mil nativos productores-consumidores tradicionales de hoja de coca.”. Más adelante, Karina Pacheco escribe que los dominicos en la primera mitad del siglo 20 sostenían haber encontrado que: “nativos Matsiguengas que por entonces mayoritariamente poblaban las zonas de Koribeni y Cirialo hacia adentro, producían y consumían las hojas de un arbusto con la hoja, la flor y la semilla idénticas a la planta que con el nombre de coca se cultiva por estos valles en gran cantidad (Ferrero, 1966 p. 192). Informa también que “su nombre en lengua Matsiguenga es «Ardámishi», aunque de manera general los nativos la denominan con el nombre andino de coca” (p. 32).

Por si fuera poco, en la siguiente página Karina Pacheco escribe que: 

“En la región amazónica del norte del Perú y al sur de Colombia, al igual que Campas y Matsiguengas, también tenían la costumbre de masticar la hoja de coca. Ubicados inicialmente en las riberas del Río Putumayo, los Witotos constituyeron una de las más elevadas culturas de la selva amazónica. El boom del caucho, sin embargo, diezmó casi la totalidad de la población. El sacerdote Dominico Vicente, que a mediados de este siglo trabajará como misionero entre ellos, todavía encontró que al igual que los Matsiguengas de La Convención, los Witotos producían y consumían coca de manera tradicional.”

Alberto Chirif señala en su Diccionario Amazónico lo siguiente:

“Coca. (Del quechua Lula). Bot. F. Erythroxylum coca. Arbusto de la familia Erythroxilaceae. Sus hojas producen un alcalícele que da vigor para realizar trabajos pesados o mantenerse despierto. Es cultivada y consumida por algunos pueblos indígenas de la Amazonía peruana, además de muchos pueblos andinos y costeños. Los Ashaninka y los Yáneshas, chajchan la coca al estilo andino, acompañándola con cal o chamairo, En cambio los Bora, Witoto y Ocaina, la consumen pulverizada. Para esto tuestan la hoja y la mezclan con ceniza de hojas secas de cetico. Luego la ciernen en telas muy finas de modo que el producto terminado es un polvo impalpable que se lleva a la boca con una cuchara. Las personas deben tener cuidado de humedecer el polvo con su saliva a fin de evitar un severo ahogo. A las bolas que se forma, la gente suele adicionarle, mediante una espina, hueso o caña delgada previamente impregnada, pasta de tabaco preparada llamada ampiri. Se utilizan para curar cólicos estomacales, gastritis y como reconstituyente.”2

En Colombia

Sobre los usos actuales de la coca en los territorios amazónicos de Colombia por pueblos indígenas originarios, lean las páginas 213 y 233 de este maravilloso libro que comparto titulado El territorio de los jaguares de Yurupari Hee Yaia Godo ~Bakari4, en el que el investigador José Esteban Valencia de la etnia Macuna, en entrevista a su padre el Hee Gu Ignacio Valencia nos habla sobre la importancia cultural de la hoja de Coca en la Comunidad de Santa Isabel, Caño ~Kobeya, sostiene lo siguiente:

“En la primera parte de la evolución humana los Ayawa pensaron crear a la gente por el oriente, al otro lado del Gran Río - Riaka Bikiya Sidita -. Pero se dieron cuenta de que ese lado no era adecuado para los indígenas. El hermano menor de los Ayawa fue el ancestro de los blancos. Los Ayawa, principales creadores de nuestro territorio y de nuestra ciencia, fueron: el Dueño de los Días y del Espacio -~kubu-yu - ; el Hombre de la Tranquilidad – Boayawa -; y el que dio nombre a los lugares por donde ellos iban pasando -~Daayawa -. Según los Ayawa todo lo que ellos hicieron tendría que ser conocido: nuestra historia de creación de la tierra, del agua, de los árboles, de los males y de la gente. Los que no conocen nuestra historia de origen tienen que respetar. Quienes viven fuera de nuestro territorio tienen que conocer nuestras historias. Con este conocimiento estamos creando para nuestros hijos las políticas de educación para el manejo de nuestro territorio. Nosotros sabemos que dependemos de la naturaleza para vivir; aprendimos a tumbar chagra, a pescar, a conseguir cacería y a elaborar casabe. Esto es todo lo que nosotros hacemos para vivir en medio de la naturaleza”
 

El Hee Gu Ignacio Valencia continua su relato:

“Al territorio no hay que hacerle daño, todos debemos respetarlo y cuidarlo. Las curaciones con Coca y Tabaco son para darle vida a la tierra, para limpiar las enfermedades y los males; así lo indican los conocimientos que tenemos. ¿Qué grupo étnico de los “blancos” conoce el origen de la semilla de Coca – kahi - y el significado que este tiene? ¿Por qué los blancos producen cocaína y para qué forma de curación usan este producto? Así como voy a contar el significado que tiene la Coca para nuestras creencias quisiera conocer la historia sobre el origen de la Coca por parte de ellos. Los “blancos” no conocen esta historia y al hacer un uso excesivo de estas plantas, ellos están jugando con nuestra vida y nuestra existencia. Nosotros sabemos que esta planta de Coca no es simplemente una planta. La mata es la vida de los seres humanos, el aire que respiramos, la alimentación que nosotros tenemos, el alivio que representa; esto para nosotros es muy sagrado. Yo les digo a los traficantes de Coca que por no conocer la historia de origen y el significado que el kahi tiene, la mata de kahi les está provocando la guerra, la mata está haciendo que ellos no se reconozcan como de un solo país, hablantes de un mismo idioma y entre vecinos se hacen enemigos. De esta manera está jugando con ellos el kahi. Por el trabajo que ellos tienen, irrespetando la vida.”

Sigue el Apu Hee Gu Ignacio Valencia y nos cuenta sobre la Coca-Kahi que es sagrada:

“La Coca no es para ganar dinero, tener mujeres y comprar armas; es para curar la tierra, la vida, los árboles, el río, el cielo y el mundo en general. Por eso pregunté cuál es el origen del kahi y la historia que ellos conocen, para que yo como ~Kubu pueda comparar si las dos historias son verdaderas o no. Si ellos no conocen la historia del kahi tienen que venir donde yo estoy, preguntar la historia y saber cómo manejar la mata de Coca, saber la curación que se hace con esto y luego hacer una prevención para que no haya guerra ni enemigos en todo el mundo. Para nosotros la Coca-Kahi es muy sagrada. Cuando ellos trabajan sin saber las historias, ellos no nos están respetando. Trabajar la Coca es matar al mundo. Es una planta sagrada de mucho valor porque contiene la Vida de la Gente.”

También nos informa que, para ellos, los de la etnia Macuna, el oro, el petróleo y las piedras verdes también son sagradas y tienen mucho significado y valor:

“El oro es la luz y la pureza del mundo y de la gente. El petróleo es la vena principal y la sangre que corre por el mundo para dar vida a la tierra y a la gente. Las piedras verdes representan el verde follaje de nuestro territorio. Los “blancos” les dan un precio para enriquecerse, para ellos es algo que produce mucho dinero al tiempo que produce mucha guerra y muerte. Esto sucede porque no saben manejar estos elementos sagrados y no conocen para qué fueron creados desde el origen. Podemos compararlo con nuestro cuerpo: si no tuviéramos ojos ¿cómo andaríamos en la noche y en el día?, si no tuviéramos manos ¿cómo cogeríamos los objetos?, si no tuviéramos pies ¿cómo caminaríamos para encontrarnos con nuestros parientes? Todos estos órganos están siendo cortados en este momento, y al ser cortados, la sangre se riega en todo el mundo. Esa es la guerra que está haciendo el mundo “blanco” con la Coca. Ojalá esto puedan entenderlo ustedes, nuestros hermanos menores.”

Y añade el apu cronista:

“Estas son palabras que les aportamos para que piensen si son verdad o no. Yo no entiendo por qué dicen que la selva es muy pequeña y mientras tanto la siguen destruyendo. El terreno que nos han dejado es muy pequeño para que ellos nos lo sigan quitando hasta acabar con nosotros. En vez de apoderarse de nuestros territorios, queremos una relación pacifica, construir nuevas formas de vida, nuevas formas de trabajo e intercambio de nuestras culturas, y así aprender a convivir los días que nos quedan y dejar una buena herencia para nuevas generaciones. Queremos que las personas que comparten este conocimiento vengan acá. No queremos gente que no sepa ver como vemos nosotros. A la gente que juega o le hace daño a la naturaleza no la queremos acá. Este es el mensaje que mandamos a nuestros parientes. Ya ha sido suficiente el daño que han hecho, es hora que ellos terminen la guerra. Deben entender que ellos están envenenando los días y eso deben detenerlo ahora. Para ellos yo estoy diciendo esto. ¿Por qué entre nosotros nos estamos destruyendo si sabemos que vivimos bajo la luz del mismo sol?, ¿si respiramos el mismo aire?, ¿cuál es la causa que nos pone como enemigos? Yo quiero que ellos respeten esto y sientan el dolor que causan, que sientan los males que han ocasionado. Este es el mensaje que les puedo enviar como ~Kubu. Insisto en que ellos busquen la tranquilidad. Esto es todo, saludes a los paisanos y a todos los que viven en este planeta y a los habitantes de nuestro territorio, ¡ya no es más!”.

Para la cosmogonía indígena amazónica, uno de los principios básicos en el manejo de su territorio es la reciprocidad y, para lograr el equilibrio y armonía, es necesario negociar con los seres sobrenaturales, un acto de intercambio en el que todo lo que ofrecen será compensado en igualdad de condiciones. Las plantas sagradas son fundamentales para interconectarse y negociar con los seres espirituales. Sus elementos son fuente de energía especial para el manejo chamanístico y sin ellas no fluiría la comunicación.

La coca ha sido y es, sin duda, una de las plantas sagradas más importantes pues representa el pensamiento mismo, es esencial para la continuidad del conocimiento tradicional y está presente en las historias de origen y en la vida diaria. Con ella se elabora el mambe que se ofrece a los dueños cuando se pide permiso, se hace intercambio o curación. El consumo de la hoja de coca es parte esencial de la vida del chamán y de los indígenas. La coca transformada en mambe es uno de los productos de la chagra que nunca puede faltar.4

En el año 2002 corroboré este asunto conversando en El Estrecho (Putumayo) con lideres Witoto y Ocaina, que participaban en un taller en ese lugar. En efecto, sobre los usos de la coca y su relación con el destino ilícito, se precisa en una entrevista, realizada el 2 de octubre del 2002, que:

“ … todas las comunidades tienen unas cuantas plantas de coca ya que “nuestro creador nos entregó esta planta así como el tabaco que es su complemento y que llamamos ambil”. Añadieron que “la coca y el tabaco son personas y por lo tanto deben ser respetadas”, aunque saben que “otros vinieron y la usaron mal, tanto la coca como el tabaco, los convirtieron en mercancía”.5

Un cacique Ocaina, informó que existen tres tipos de coca en el Putumayo y que se usan tanto para el consumo tradicional en su forma de “mambeo” – no conocen el “pijchado” – y/o como fuente de ingresos para la familia campesina. Según este informante, cada morador Witoto o Bora tiene entre 30 y 40 plantas de coca para su consumo personal y familiar. También usan la coca para la minga o trabajo comunal. Los tipos de coca que se cultivan son:

La “Coca Huitota” que se cosecha cada 45 días, que tiene más “harina” (pasta) pero menos que la “coca Tingo” y que de una arroba de 12 kg se obtiene 35 a 40 grs de pasta. Se usa casi exclusivamente para “negociar” con los “chatarreros” que son lanchones colombianos que recorren el Putumayo.

La “Coca Bora”, que también se cosecha cada 45 días, tiene más “aceite” por lo que sirve para el “mambeo” y si se procesa se obtiene entre 18 y 20 gr. De pasta por arroba. Es usada exclusivamente para el “mambeo”.

La “Coca Tingo”, que se cosecha cada 90 días, tiene mucho más “harina” que las otras dos, no se usa para el “mambeo” y se puede obtener entre 45 y 50 grs de pasta por arroba. Aunque tiene menos “rendimiento” se usa exclusivamente para producir Pasta Básica de Cocaína por tener “muchas hojas”

Durante el taller, se produjo un interesante debate respecto al uso de la coca. Mientras un cacique Bora peruano solicitó “que el Gobierno legalice la coca y les permita venderla a los chatarreros”, un Witoto colombiano explicó que la coca debe respetarse en el marco de su uso tradicional, que “nunca debe ser legalizada” y que “venderla a los chatarreros es irrespetarla ya que todos sabemos que esa coca se va para el narcotráfico”. Un dirigente Witoto-Ocaina peruano (madre Witota y padre Ocaina) opinó en el mismo sentido que el colombiano y dijo: “yo no mambeo, pero mi madre sí y no creo que se debe legalizar la coca”, aunque precisó que “el Gobierno debe ayudarnos con mercados y productos alternativos”.

A su turno, Farekatde Mariba señala, como hombre de conocimiento maduro, de la comunidad Muru (antes Witotos), en el departamento de Amazonas, sobre ¿qué significa la coca para la comunidad Muru? que:

“Había un lugar, la loma de la repartición. Ahí el creador enseñó a todos los pueblos cómo se hacen las cosas para vivir bien. Es decir, ahí nos entregó las normas de convivencia humana. Nos entregó el tabaco, la coca y la yuca dulce, ese es el mandato de vida. El abuelo tabaco es la representación divina, y por eso anda con nosotros. La coca es la representación humana y la yuca dulce es la mujer. Eso, básicamente, es la trinidad perfecta para nuestra cultura. Las tres no pueden estar separadas. La fortaleza espiritual está en el tabaco y el comportamiento humano está en la coca, para usted estar claro, preciso y concentrado en lo que va a hacer.6

El investigador colombiano Juan Carlos García Hoyo7 sostiene que en general, los grupos indígenas de la Amazonía que han sembrado la coca de manera ancestral (huitotos, muinane, andoque, nonuyas, miranas, yucunas, matapís, etc.), presentan características culturales comunes: conforman comunidades las cuales son dirigidas por autoridades tradicionales encabezadas por el cacique y los ancianos sabedores. La generación de conocimiento y de innovación se realiza de forma colectiva y acumulativa, en un proceso de enseñanza y aprendizaje teórico-práctico, sustentado básicamente a través de la coca, de mambearla.

Es importante anotar, como lo destaca François Correa, que de cerca de los cincuenta grupos indígenas que habitan la Amazonía colombiana, los puinave, los ticuna, los carijona, los grupos tukano occidental y sus vecinos los ingas y cofán, son comunidades que han dejado de consumir coca. Es posible que los cofán la hayan dejado de usar tan sólo hace poco tiempo, ya que sabemos que su aristocracia en algún tiempo fue consumidora de coca. A Correa le sorprende:

 “ … la ausencia de su consumo entre los tukano occidental, ya que sus parientes lingüísticos, los tukano oriental, son expertos mambeadores y comparten con ellos, aunque en contextos distintos, el consumo del yagé. Grupos del río Pirá-Paraná mencionan la existencia de coca entre los carijona; los cubeo afirman haberla adoptado sólo a principios de este siglo y los makú la obtendrían aparentemente, por intercambio con grupos horticultores vecinos. La maloca es un lugar sagrado donde se transmite el conocimiento y donde se realizan los bailes tradicionales. Los hombres diariamente se reúnen en ella para elaborar y consumir el mambe”

Por otro lado, señala el investigador que:

“En general, los grupos indígenas de la Amazonía que han sembrado la coca de manera ancestral (huitotos, muinane, andoque, nonuyas, miranas, yucunas, matapís, etc.), presentan características culturales comunes: conforman comunidades las cuales son dirigidas por autoridades tradicionales encabezadas por el cacique y los ancianos sabedores. La generación de conocimiento y de innovación se realiza de forma colectiva y acumulativa, en un proceso de enseñanza y aprendizaje teórico-práctico, sustentado básicamente a través de la coca, de mambearla.”8

En Bolivia

Álvaro Diez, antropólogo e investigador de Bolivia Sostiene que: “El uso de carácter sobrenatural mágico-religioso de la coca, prácticamente no existe en las etnias de la Amazonía, el oriente y el chaco, salvo relativamente en el campo de lo mántico; sin embargo, en estas tierras, el prestigio espiritual que la coca dimana desde la cultura andina, es percibida con respeto por parte de ellas.”9

En Ecuador

La antropóloga ecuatoriana Estelina Quinatoa Cotocachi sostiene lo siguiente: “En el Ecuador tenemos un río con el nombre de Coca, en la cuenca de este río está la ciudad con el nombre oficial de “Francisco de Orellana”, pero más conocida por los ecuatorianos como la ciudad del Coca. La población ancestral del Coca fue un sitio de “aduanillas”, cabecera parroquial del cantón Aguarico. El primer asentamiento humano denominado Coca fue de autoría de los pueblos indígenas, luego apropiada por los colonos y, en la actualidad, es una pujante ciudad que alberga inclusive a migrantes de los países vecinos y de otros continentes.” Señala además que: “En la Amazonía, desde miles y cientos de años atrás hasta la llegada de los españoles, la población de Hatunquijos, ubicada en el camino de Papallacta a Baeza, en las faldas del nevado Antisana, servía de mercado fronterizo o feria semanal a donde llegaban individuos integrantes de varias nacionalidades desde diversos lugares con sus productos para el intercambio de los valles alto-andinos y los selváticos. Hubo en Hatunquijos, una plaza donde se intercambiaban géneros agrícolas serranos con la coca producida en los cálidos valles de abajo, hacia el río...”. “En el siglo XVI, se encontraba en la parte septentrional de la región de los Quijos, la llamada provincia de Coca, a cuatro leguas río debajo de la ciudad de Baeza, y ahí, los indígenas con muchos cultivos de coca, a los que dedicaban muchísimo cuidado y hasta tres veces al año cosechaban sus hojas” (Ortegón, 1958 {1577}:244; citado en Oberem, 1980:182, citado por Ontaneda y Espíndola, 2003).10

En Brasil

Finalmente, en una comunicación personal con Anthony Henman - antropólogo anglo brasileño autor del clásico “Mamacoca” de 1978 -, realizada el 22 de agosto del presente año, sobre coca en la Amazonia y sus usos tradicionales por pueblos indígenas, me escribió lo siguiente:

“Hay una clara discontinuidad entre dos zonas: (1) La extensión de costumbres andinas por el sur peruano hasta el alto Purus en Brasil, básicamente asociado a las etnias Ashaninka y Matsigenka. Aquí se cultiva la variedad típica de Erythoxylum coca, que se reproduce por semilla, y se consume la hoja entera con llipta y chamairo. (2) El noroeste amazónico, entre los ríos Putumayo, Caqueta y Vaupes, en territorio peruano, colombiano y brasileño, entre diversas etnias de los grupos lingüísticos Bora/Witoto, Tukano, y afines, incluyendo Miranhas refugiados en Tefe, Brasil, desde la época del caucho.

En toda esta extensa zona, sostiene Henman, se cultiva la variedad ypadu, que se propaga por estacas y que encierra un gran número de clones distintos. Aquí también se tuesta y se pulveriza la coca, para después mezclarla con ceniza de yarumo (Cecropia spp.), que actúa como agente alcalino. El polvo resultante se conoce entre el pueblo mestizo del trapecio amazónico colombiano como “mambe” - término originario de la zona andina del Cauca -, donde designa la cal usada en el tradicional “mambeo” de hojas enteras de la especie E. novogranatense.”

Durante esta breve investigación, he buscado bibliografía o testimonios sobre los usos tradicionales de coca en el pueblo Kakataibo y no he encontrado nada cierto. No obstante, presumo que, en sus chacras, nuestros hermanos deben tener unas cuántas plantas de coca para usarlas cuando van a mitayar, pescar, cuidar sus territorios o para usos medicinales o mítico-religiosos.

Creo que la investigación está pendiente, lo mismo que sobre otras “plantas maestras”. Pero lo que está claro es que la utilización de las hojas de coca para destinarlas a las pozas de maceración, a la producción de cocaína para el tráfico ilícito de drogas, debe ser rechazada. Ello implica, con el apoyo del Estado, erradicar los grandes cultivos de coca promovidos por delincuentes, taladores de bosques, traficantes de terrenos y sicarios que pululan con impunidad en sus territorios.