Este informe identifica diez cambios normativos clave para apoyar y promocionar inversiones agrícolas alternativas y justas. El enfoque integra los derechos humanos y se basa en ejemplos prácticos de inversiones agrícolas positivas sobre el terreno.
“Seguir actuando como hasta ahora no es una opción”.
Esta fue la conclusión a la que llegaron más de 400 de los principales expertos mundiales después de un proceso global de consultas de tres años de duración sobre la agricultura del pasado, el presente y el futuro. Con respecto a la última tecnología, la Evaluación Internacional del Papel del Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología en el Desarrollo Agrícola (IAASTD) –nombre del cuerpo científico intergubernamental y multilateral– argumenta que se necesita con urgencia un cambio de paradigma a favor de una agricultura fuerte, multifuncional y agroecológica para afrontar las crisis alimentarias y climáticas.
Pero esta recomendación de invertir en alternativas agrícolas no se ha atendido. Sin duda representa “una verdad incómoda para el establishment agrícola”, que ha intentado eclipsar este mensaje mediante narrativas alternativas que presentan la agricultura de monocultivo, orientada hacia la exportación de gran escala e intensiva en capital, como la manera más productiva y por tanto racional de alimentar al mundo. Esto explica por qué las soluciones que ofrece la industria agraria frente a la crisis alimentaria global se han centrado en la expansión de grandes negocios con tierras, la agricultura por contrato y otras formas de cadena de valor y agricultura controlada por las grandes corporaciones.
Este informe toma en serio el llamamiento para un cambio de paradigma a favor de la inversión en alternativas agrícolas al identificar un conjunto de diez cambios clave en las políticas que se requieren para apoyar y promocionar estas inversiones alternativas positivas. El enfoque adoptado es tanto normativo, basado en las normas vigentes de derechos humanos, como empírico, documentado con ejemplos prácticos de inversiones agrícolas positivas sobre el terreno. Con el fin de establecer el marco para dicho análisis, se señalan al principio cuatro premisas o puntos de partida. El informe termina con una discusión sobre cómo estas recomendaciones pueden alimentar las iniciativas existentes sobre las políticas y las tendencias reguladoras en torno a las inversiones agrícolas, en particular la discusión en marcha sobre la inversión agrícola responsable (IAR) en el Comité sobre Seguridad Alimentaria Mundial (CSA).
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