Cannabis y clima La huella de carbono y el uso de energía del cultivo de cannabis de interior

Fecha de publicación:
10 minutos de lectura

En el debate sobre la regulación del cannabis no se suelen tener en cuenta los impactos ambientales de este cultivo. En general, se presume que la regulación legal reduciría automáticamente las consecuencias ambientales negativas del mercado ilegal no regulado debido a que las autoridades obligarían a la industria a cumplir normas ambientales básicas. Sin embargo, las prácticas en América del Norte y el debate emergente sobre la regulación en Alemania y otros países europeos revelan una tendencia preocupante del cultivo de cannabis de interior. La elevada huella de carbono de las instalaciones de cultivo de interior podría comprometer los objetivos en materia de políticas de reducir el uso de energía y cumplir las metas climáticas.

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Sobre cannabis y clima

Tipo de publicación
Policy briefing
Part of series
Drug Policy Briefings , Cannabis 2

Argumentos clave

  • En el debate sobre la regulación del cannabis, es preciso tener en cuenta los impactos ambientales, ya que la elevada huella de carbono del cultivo de interior podría perjudicar los objetivos en materia de políticas para alcanzar las metas climáticas


  • La producción de 1 kilo de cannabis de interior genera una huella de carbono de entre 2.300 y 5.200 kilos de dióxido de carbono (CO2), lo que equivale a quemar de 900 a 2.000 litros de combustible


  • Las operaciones de cultivo de interior utilizan hasta 5.000 kilovatios por hora (kWh) de electricidad por kilo de flor seca para iluminación y controles del medio ambiente


  • En Alemania, la producción de 400 toneladas métricas al año de cannabis de interior para
    el mercado recreativo consume un volumen de electricidad similar al total utilizado por los hogares de Colonia (Köln), la cuarta ciudad más grande del país, que cuenta con 1,1 millones de habitantes


  • La idea de que únicamente mediante el cultivo de interior se pueden cumplir las normas de calidad y seguridad es un mito que está convirtiendo a los mercados de cannabis legal en una de las industrias que emiten más dióxido de carbono


  • La práctica demuestra que es posible cumplir normas básicas en el cultivo al aire libre, si se aplican las Directrices sobre buenas prácticas agrícolas y de recolección (BPAR).


  • En los casos en que las condiciones climáticas locales dificultan el cultivo al aire libre, la mejor opción sería permitir la importación de lugares con mejores condiciones, en lugar de trasladar el cultivo al interior


  • Un modelo de regulación que solo permite el cultivo de interior a nivel local aumentará la huella de carbono y el uso de energía, incluso si se lo compara con el mercado ilícito actual


  • Las importaciones de países que tradicionalmente producen cannabis también brindarían oportunidades legales de medios de subsistencia para pequeños productores que actualmente dependen del cultivo ilícito


  • Habida cuenta de las crisis climática y energética mundiales, existe un argumento de peso para alentar el cultivo sostenible al aire libre y permitir la importación certificada de productores del Sur

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