Los daños colaterales del clima Cómo el gasto militar acelera la catástrofe climática
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El gasto militar y la venta de armas tienen un efecto profundo y duradero en la capacidad para abordar la crisis climática de un modo que promueva la justicia. Cada dólar destinado al gasto militar no solo aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino que además desvía recursos financieros, competencias y atención que podrían dedicarse a solucionar una de las mayores amenazas existenciales que la humanidad jamás ha enfrentado.
Sobre los daños colaterales del clima
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- Report
Autores
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Deborah Burton
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Ho-Chih Lin
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Muhammed Al-Kashef
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Wendela de Vries
Resumen ejecutivo
Mientras autoridades de todo el mundo se reúnen en la cumbre anual sobre el cambio climático (COP27) en Egipto, el gasto militar probablemente no forme parte de las negociaciones oficiales. Sin embargo, como demuestra el presente informe, el gasto militar y la venta de armas tienen un efecto profundo y duradero en la capacidad para abordar la crisis climática de un modo que promueva la justicia. Cada dólar destinado al gasto militar no solo aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino que además desvía recursos financieros, competencias y atención que podrían dedicarse a solucionar una de las mayores amenazas existenciales que la humanidad jamás ha enfrentado. Además, el aumento constante de las armas a nivel mundial añade leña al fuego climático, suscitando violencia y conflictos, y agravando el sufrimiento de las comunidades más vulnerables a la catástrofe climática.
El gasto militar y las emisiones de GEI también están experimentando un incremento pronunciado. El gasto militar a nivel mundial ha ido en aumento desde finales de la década de 1990: se ha incrementado desde 2014 y en 2021 alcanzó la cifra sin precedentes de 2 billones de dólares. Sin embargo, los mismos países responsables del enorme gasto militar no asumen un compromiso ni destinan una fracción de esos recursos para combatir el calentamiento global.
Nuestra investigación concluye que:
Los países más ricos que son los principales responsables de la crisis climática destinan más recursos al gasto militar que a la financiación para el clima.
- Los países más ricos (categorizados como países del anexo II en las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático) gastan al menos 30 veces más en sus fuerzas armadas de lo que gastan en brindar financiación para el clima para los países más vulnerables del mundo, a la que están obligados jurídicamente.
- Siete de los principales emisores históricos también están entre los diez principales países que destinan presupuesto al gasto militar a nivel mundial: en orden de magnitud, los Estados Unidos son el país con el mayor gasto militar hasta el momento, seguidos de China, Rusia, el Reino Unido, Francia, Japón y Alemania. Los otros tres principales países que destinan presupuesto al gasto militar (a saber, Arabia Saudita, la India y Corea del Sur) también tienen emisiones de GEI elevadas.
- Entre 2013 y 2021, los países más ricos (del anexo II) destinaron 9,45 billones de dólares al gasto militar, un 56,3 por ciento del gasto militar total (16,8 billones de dólares), en comparación con alrededor de 243.900 millones de dólares en financiación adicional para el clima. El gasto militar ha aumentado en un 21,3 por ciento desde 2013.
El gasto militar aumenta las emisiones de GEI
- Un informe de Tipping Point de 2020 estimó que la huella de carbono de los ejércitos del mundo y de las industrias armamentistas asociadas era de alrededor del 5 por ciento del total de las emisiones de GEI en 2017. A modo de comparación, la aviación civil representa el 2 por ciento de las emisiones mundiales de GEI.
- En cuanto al consumo de combustible, si las fuerzas armadas del mundo se tomaran en conjunto como un solo país, este sería el 29° mayor consumidor de petróleo del mundo, apenas por encima de Bélgica y Sudáfrica.
- Otras estimaciones de CEOBS y Scientists for Global Responsibility (SGR) colocan a la huella de carbono anual generada por el gasto militar en 205 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente para los Estados Unidos y 11 millones de toneladas para el Reino Unido, mientras que Francia representa alrededor de un tercio de las 24,8 millones de toneladas generadas por la Unión Europea.
No hay pruebas de que los ejércitos puedan ser ecológicos
Las fuerzas armadas de los países más ricos se jactan cada vez más de sus esfuerzos para combatir el cambio climático, como la instalación de paneles solares en bases militares, la preparación de mecanismos de contención del aumento del nivel del mar y el reemplazo de combustibles fósiles en algunas maquinarias militares. Sin embargo, un análisis más detenido sugiere que esto es pura publicidad.
- En la mayoría de las estrategias militares sobre cambio climático a nivel nacional, las metas de reducción de emisiones son imprecisas e indefinidas. El Enfoque Estratégico de Defensa sobre Cambio Climático y Sostenibilidad del Reino Unido para 2021, por ejemplo, no establece metas de reducción de emisiones, salvo “contribuir al logro del compromiso jurídico del Reino Unido de alcanzar el cero neto en emisiones de aquí a 2050”.
- Las fuerzas armadas no han encontrado combustibles alternativos adecuados para el transporte y equipamiento que utilizan en operaciones y ejercicios – que representan el 75 por ciento de su consumo de energía. Tan solo el combustible de aviación representa el 70 por ciento del combustible utilizado en las fuerzas armadas, seguido de la propulsión naval y, en menor medida, los vehículos terrestres. Las fuerzas armadas afrontan los mismos desafíos que el sector de la aviación civil: los combustibles alternativos son muy costosos, su disponibilidad es limitada y no son sostenibles.
- La mayoría de las metas “cero neto” se basan en hipótesis falsas – ya sea en tecnologías como la captura de carbono, que hasta el momento no existen a gran escala, o en el uso de combustibles alternativos que tienen costos sociales y ambientales graves.
- Mientras tanto, las fuerzas armadas siguen desarrollando nuevos sistemas armamentísticos que contaminan aún más. Por ejemplo, los aviones de combate F-35A consumen alrededor de 5.600 litros de petróleo por hora, en comparación con 3,500 litros en el caso de los aviones de combate F-16 a los que están sustituyendo. Dado que los sistemas militares tienen una vida útil de 30 a 40 años, ello significa que se están adoptando sistemas extremadamente contaminantes durante muchos años.
Además, las alianzas militares, como la OTAN, han establecido claramente que no arriesgarán su dominio militar para combatir el cambio climático. El cambio climático, en diversos planes de seguridad nacional, sigue siendo un llamamiento a aumentar el gasto militar para abordar esta “amenaza”, en lugar de un desafío para reducir o repensar sus operaciones.
La invasión de Rusia en Ucrania ha implicado gastos militares y emisiones extremadamente elevados
La invasión rusa en Ucrania en 2014 y especialmente la invasión ocurrida en febrero de 2022 han sido utilizadas para aprobar aumentos enormes en el gasto militar (y, por consiguiente, en las emisiones de GEI), y no hay indicios de que Rusia o los 30 países miembros de la OTAN hayan considerado los impactos en el clima.
- La Comisión Europea prevé que sus Estados miembros aumentarán el gasto en al menos 200.000 millones de euros, sobre la base de una combinación de fondos adicionales ad hoc y aumentos estructurales a largo plazo. Los Estados Unidos aprobaron un presupuesto militar sin precedentes de 840.000 millones de dólares para 2023 y Canadá anunció en 2022 un presupuesto adicional de 8.000 millones de dólares para los próximos cinco años. Rusia aprobó un aumento del 27 por ciento en el gasto militar desde 2021, por lo que su presupuesto ascenderá a 83.500 millones de dólares en 2023. Los objetivos para el clima se han echado rápidamente por la borda frente los objetivos militares. Tan solo en 2022, se adquirieron 476 de los aviones de combate que consumen más combustible, los F-35: 24 para la República Checa, 35 para Alemania, 36 para Suiza, seis aviones adicionales para los Países Bajos además de adquisiciones anteriores, y 375 para los Estados Unidos.
- Debido a la guerra se están desviando recursos de la financiación para el clima hacia el gasto militar. En junio de 2022, el Reino Unido utilizó dinero destinado a la financiación para el clima para financiar parcialmente un paquete de ayuda militar a Ucrania de 1.000 millones de libras. El Gobierno de Noruega ha suspendido todos los desembolsos de ayuda para el desarrollo, incluida la financiación para el clima, para realizar una “evaluación general” de las posibles consecuencias de la guerra en Ucrania.
La industria armamentista es la principal ganadora de este aumento en el gasto militar
La industria armamentista se ha beneficiado de los aumentos en el gasto militar a nivel mundial, así como de la diversificación en sectores como el control fronterizo y la gestión de la migración. La Agencia Europea de Defensa informó en 2021 que “el aumento general en las inversiones de defensa ha contribuido considerablemente a la adquisición de equipamiento nuevo” en los últimos años. Tras la invasión de gran escala de Rusia en Ucrania, y en particular después de que Alemania anunciara un gasto adicional de 100.000 millones de euros, el precio de las acciones de las grandes empresas armamentistas se ha disparado.
Los países más ricos están exportando armas a los países más vulnerables al cambio climático, intensificando los conflictos y las guerras en medio de la catástrofe climática.
- Los países más ricos (del anexo II) representaron el 64,6 por ciento del valor total de las transferencias internacionales de armas (entre 2013 y 2021).
- Los países del anexo II han exportado armas a los 40 países más vulnerables al cambio climático. Trece de esos países participan en conflictos armados, 20 tienen regímenes autoritarios y 25 forman parte de los países con los niveles más bajos de desarrollo humano. Algunos de ellos están sujetos a un embargo de armas impuesto por las Naciones Unidas o la Unión Europea (Afganistán, Myanmar, la República Centroafricana, Somalia, Sudán, Yemen y Zimbabwe).
- Rusia y China, el segundo y cuarto principales exportadores de armas, respectivamente, también exportan a países vulnerables al cambio climático y no respetan los embargos internacionales de armas. Entre 2013 y 2021, China ha exportado armas a 21 de esos países y Rusia ha exportado a 13 de ellos.
Estas exportaciones de armas no solo desvían dinero necesario para mitigar y adaptarse a las consecuencias del cambio climático, sino que además corren el riesgo de intensificar conflictos, represión y violaciones de los derechos humanos en poblaciones que están en la primera línea de frente del cambio climático. Esta es una forma de adaptación incorrecta al cambio climático.
Egipto es uno de varios países que recibe apoyo de acuerdos de armas, en lugar de acción por el clima
Egipto será el anfitrión de las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (COP27) en noviembre de 2022, aunque es más conocido por su gasto militar que por su acción por el clima.
- Entre 2017 y 2021, Egipto ha estado entre los cinco principales países importadores de armas: ha recibido un 5,7 por ciento de las exportaciones a nivel mundial. Sus principales proveedores son Rusia (41 por ciento), Francia (21 por ciento) e Italia (15 por ciento). También recibe apoyo de Estados miembros de la Unión Europea, especialmente de Alemania, para la policía y la guardia fronteriza.
- Egipto ha celebrado acuerdos relacionados con la producción de combustibles fósiles por 74.000 millones de dólares desde 2014, incluido con empresas estadounidenses como ExxonMobil y Chevron. Además, no ha elaborado planes eficaces de adaptación al cambio climático y reprime a activistas por el clima y la democracia en el país, incluso en el período anterior a la COP27.
El gasto militar podría financiar un Nuevo Pacto Verde mundial
Los países más ricos han incumplido una y otra vez sus promesas de proporcionar la cifra insuficiente de 100.000 millones de dólares al año en financiamiento para el clima a los países más vulnerables al cambio climático. Además, se niegan a asumir compromisos concretos para pagar las crecientes pérdidas y daños, como los provocados por las inundaciones en Pakistán y la sequía en el Cuerno de África en 2022.
- El gasto militar anual de los 10 países con el mayor gasto militar del mundo sería suficiente para cubrir la financiación internacional para el clima prometida durante 15 años (a razón de 100.000 millones de dólares al año).
- Tan solo el 4 por ciento de los fondos que los principales 10 países (Estados Unidos, China, la India, el Reino Unido, Rusia, Francia, Alemania, Arabia Saudita, Japón y Corea del Sur) destinan actualmente al gasto militar (proporción de 1:23) y un 3 por ciento del gasto militar anual a nivel mundial (proporción de 1:30) alcanzarían para financiar 70.000 millones de dólares para la adaptación al cambio climático.
Junto con otras propuestas de financiación – como poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles, desinvertir de los derechos especiales de giro, fijar nuevos impuestos a la extracción de combustibles fósiles, las transacciones financieras, la aviación y el transporte marítimo – hay dinero más que suficiente para financiar la mitigación y adaptación, y la pérdida y los daños provocados por el cambio climático.
Ante la crisis climática y las señales de que estamos alcanzando un momento crítico a nivel planetario, existe un imperativo fundamental de priorizar la acción por el clima y la cooperación internacional para proteger a las poblaciones que serán más afectadas. Sin embargo, en 2022, la carrera armamentista está exacerbando la crisis climática e impide su resolución. No podría ocurrir en un peor momento. Para combatir la mayor amenaza a la seguridad humana, la emergencia climática, todos los países – los miembros de la OTAN y los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Rusia y China – deben colaborar para priorizar el clima ante el militarismo. Ninguna nación podrá estar segura si nuestro planeta no tiene un clima seguro.
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