¿Utilizará Europa los drones israelíes contra las personas refugiadas?

Los drones ‘de eficacia probada en combate’ empleados durante los tres principales ataques de Israel sobre Gaza de la última década podrían utilizarse pronto para controlar las fronteras de Europa.

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Flying Drone

Richard Unten via Flickr (Creative Commons License)

Los guardias costeros de las fronteras de Europa están estudiando si los aviones de guerra israelíes serían herramientas útiles para reprimir a las personas refugiadas.

En septiembre de 2018, la agencia de gestión de las fronteras de la Unión Europea, Frontex, anunció el inicio de vuelos de prueba de drones en Italia, Grecia y Portugal. Hubo una gran omisión en la declaración de Frontex: los drones en prueba se utilizaron anteriormente para atacar Gaza.

A principios de 2018 se publicaron algunos detalles de las compañías implicadas en estas pruebas. Un “aviso de adjudicación de contrato” reveló que Israel Aerospace Industries fue uno de los dos licitadores seleccionados.

A Israel Aerospace Industries se le está pagando 5,5 millones de dólares por 600 horas de vuelos de prueba.

El dron que Israel Aerospace Industries ofrece para la vigilancia marítima se llama Heron.

Según el propio sitio web de la compañía, el Heron tiene una “eficacia probada en combate”. Este es el eufemismo que se usa para decir que se ha utilizado durante los tres principales ataques de Israel contra Gaza en la última década.

Después de la Operación Plomo Fundido ―el ataque de Israel contra Gaza a finales de 2008 y principios de 2009―, una investigación de Human Rights Watch determinó que se mató a docenas de civiles con los misiles lanzados desde drones. El Heron se identificó como uno de los principales drones desplegados en dicha ofensiva.

Frontex ―que a menudo expulsa de Europa a las personas refugiadas― estudia el uso de los drones desde hace bastante tiempo. Ya en 2012, Israel Aerospace Industries mostró el Heron en una exhibición organizada por Frontex.

A través de sus pruebas de vuelo, Frontex permite que la industria bélica de Israel adapte la tecnología de vigilancia policial probada sobre el pueblo palestino. Aunque los representantes de la Unión Europea profesan de forma habitual su preocupación por los derechos humanos, la implicación de los fabricantes de armas en el control de las fronteras se parece sospechosamente a las políticas belicosas perseguidas por el Gobierno de Donald Trump en los Estados Unidos.

Oportunidades de negocio

Las compañías israelíes están en disposición de beneficiarse de las decisiones tomadas a ambos lados del Atlántico.

El año pasado, Elta ―una empresa filial de Israel Aerospace Industries― was fue contratada para diseñar un prototipo del controvertido muro que Trump prevé construir en la frontera estadounidense con México. A Elbit, otro fabricante de drones, se le concedió en 2014 un contrato para construir torres de vigilancia entre Arizona y México.

Las mismas compañías han estado persiguiendo oportunidades de negocio en Europa.

Elta ha estado en contacto con varios Gobiernos sobre su sistema de “control virtual de fronteras”, basado en la interceptación de las comunicaciones de telefonía móvil y el espionaje de las personas usuarias de internet. Con el fin de proporcionar un pretexto para tal intrusión, la compañía juega con la política del miedo. Amnon Sofrin, un representante de Elta que en el pasado ocupó un alto cargo en el Mossad, la agencia israelí de espionaje y asesinato, ha recomendado que Europa priorice la “seguridad” por encima de las libertades civiles.

La empresa israelí Magal Systems también está estudiando la posibilidad de cerrar contratos en Europa. Magal instaló lo que llama una valla “inteligente” ―equipada con sensores y cámaras sofisticadas― a lo largo del límite israelí con Gaza.

Saar Koush, hasta hace poco director ejecutivo de Magal, ha argumentado que el papel de la compañía a la hora de hacer efectivo un estado de sitio sobre los dos millones de habitantes de Gaza le confirió un argumento de venta si no único, al menos excepcional. En cierta ocasión, Koush declaró que “cualquiera puede preparar un informe detallado de Powerpoint, pero pocas personas pueden enseñarte un proyecto tan complejo como lo que representa Gaza, probado constantemente en condiciones de combate”.

¿Aprender de Israel?

Frontex ha estado en contacto con otras compañías israelíes.

En junio de 2018, la Unión Europea anunció que a la compañía israelí Windward se le había concedido un contrato de casi un millón de dólares por un proyecto de “análisis marítimo” gestionado por Frontex. Gabi Ashkenazi, un exjefe del ejército israelí es asesor de Windward; David Petraeus, que capitaneó las fuerzas estadounidenses que ocuparon Iraq y Afganistán, es uno de sus inversores.

En su informe anual de 2016 , Frontex señaló que se habían dado los “primeros pasos” para desarrollar relaciones “estratégicas” con Israel. Frontex expresó posteriormente su intención de incrementar dicha cooperación de aquí a 2020.

Uno de los enfoques pasa por el “aprendizaje mutuo”. Es más que probable que esta frase sea un eufemismo para intercambiar notas en torno a las tácticas que se deben utilizar contra las personas que huyen de la pobreza o la persecución.

Israel tiene una trayectoria espantosa de maltrato a las personas refugiadas. Los africanos que viven en Israel han estado sujetos a abusos racistas desde los niveles más altos del Gobierno. Benjamin Netanyahu, el primer ministro, les hatildado de “infiltrados”.

Otro ministro del Gobierno insiste en que a los africanos no se les puede considerar humanos.

Según la agencia de sondeos, Gallup, Israel es una de las naciones que menos acogen a las personas refugiadas. A pesar de su proximidad geográfica con Siria, Israel ha denegado la entrada de víctimas de la guerra en curso.

En 2017, a Netanyahu se le oyó decirles a los dirigentes del grupo de países conocido como el Grupo Visegrád ―la República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia― que deberían cerrar sus fronteras a las personas refugiadas. Argumentó, asimismo, que Israel juega un papel importante en la reducción de la migración hacia Europa y dio a entender que a Israel se le debería recompensar por ello.

La identificación por parte de Frontex de Israel como socio de “cooperación estratégica” es preocupante en sí misma. Los preparativos para utilizar las herramientas represivas de Israel contra las personas refugiadas que se embarcan hacia Europa son aún peores.

Mark Akkerman es investigador en Stop Wapenhandel (la campaña holandesa contra el comercio de armas) y Transnational Institute. Es autor de los informes Guerras de frontera y Expandiendo la fortaleza.

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