La fórmula azul La política que impulsa la promesa del crecimiento azul al descubierto
En este informe, analizaremos la política que está impulsando la promesa del ‘crecimiento azul’. Hemos descubierto que el discurso en torno al crecimiento azul, la economía azul, la revolución azul y términos afines representa un cóctel muy potente y mezclado con una gran maestría. Los ingredientes que componen esta fórmula constituyen el objeto de este informe y, para ello, repasaremos aquí la función que desempeña cada uno de ellos.
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The Blue Fix: Unmasking the politics behind the promise of blue growth (PDF, 2.98 MB)Average time to read: 30 minutes minutes
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Introducción
Las numerosas formas en que se utilizan, explotan y cuidan los espacios oceánicos, y se interactúa con ellos, se han transformado de manera significativa en el transcurso del último siglo. Antaño, el océano se consideraba, fundamentalmente, una superficie a través de la que se podían transportar bienes, y se regía como tal. Hoy, debido en parte a los avances tecnológicos y la aparición de nuevos métodos para extraer recursos del mar, el océano se enmarca cada vez más como un espacio para fomentar la ‘economía azul’ y la reglamentación que le afecta se está reformulando desde esta perspectiva. Una cuestión importante es que los artífices de este crecimiento de color azul prometen una victoria triple en los frentes ecológico, social y económico.
En este informe, analizaremos la política que está impulsando la promesa del ‘crecimiento azul’. Hemos descubierto que el discurso en torno al crecimiento azul, la economía azul, la revolución azul y términos afines representa un cóctel muy potente y mezclado con una gran maestría. En primer lugar, este discurso calma la sed de la sociedad a favor de la acción contra el cambio climático al tiempo que atrae inversiones privadas hacia zonas marinas protegidas y turismo sostenible. En segundo lugar, satisface la creciente demanda mundial de proteína y nutrición saludable a través de la expansión de proyectos de acuicultura a gran escala que exigen una gran cantidad de capital, al tiempo que ignora las consecuencias socioecológicas negativas de esta tecnología. Y en tercero y último lugar, refresca el paladar con un estallido de energía eólica y un toque de nuevos minerales submarinos sin alterar el sabor familiar y persistente del petróleo y el gas.
Los ingredientes que componen esta fórmula constituyen el objeto de este informe y, para ello, repasaremos aquí la función que desempeña cada uno de ellos. De esta forma, esperamos ofrecer un análisis crítico de los intereses y las agendas que se esconden tras el crecimiento azul, así como las implicaciones de esta tendencia. Teniendo en cuenta la brevedad del informe, no podremos examinar en él la multitud de dimensiones y sectores del inmenso entorno oceánico. De manera que nos centraremos en lo que entendemos que son los tres ingredientes principales del crecimiento azul, cada uno de los cuales contaba con su propia historia y trayectoria mucho antes de que el término se pusiera de moda. No obstante, lo que hace que este cóctel, esta fórmula, sea tan potente es la sinergia de los tres elementos, aglutinados bajo un elegante marco que persigue redefinir una política oceánica que pueda reunir el apoyo de muchas partes interesadas. Esta ‘fórmula azul’
se compone de tres ingredientes principales:
- 1 componente de conservación
- 1 componente de proteína
- 1 componente de energía/extracción
En español, el término ‘fórmula’ nos parece útil porque sus varios significados transmiten la idea de una fórmula magistral, de un preparado que puede generar una adic- ción a un determinado modo de extracción y producción. También alude a la forma en que la creación de capital fijo en forma de nuevas infraestructuras e inversiones en lugares concretos (por ejemplo, puertos, hoteles de lujo, plataformas petrolíferas y buques de carga) se convierte en una fórmula fija, en un modelo, para fijar o afianzar en objetos físicos el capital sobreacumulado. El capital fijo también genera nuevas oportunidades para la circulación de otras formas de capital (dinero, materias primas) en nuevos lugares y en nuevas formas (por ejemplo, la inversión en nuevas regiones o países y en nuevos sectores como la minería en fondos marinos). En época de crisis, esta dinámica da lugar a una fórmula o solución temporal a lo que pueda estar dificultando la acumulación de capital (la generación de plusvalía a partir de inversiones). También usamos el término ‘fórmula’ para aludir al hecho de que el crecimiento azul tiene por objetivo buscar nuevas oportunidades para la acumulación de capital y, al mismo tiempo, dar cabida a las formaciones ya existentes de capital fijo (es decir, inversiones reales, por ejemplo, en puertos). Es decir, que representa una fórmula que combina o mezcla más de un elemento.
Aunque es importante seguir de cerca el discurso del crecimiento azul, como están empezando a hacer algunos autores, la energía que se necesita para seguir el ritmo de la jerga que va surgiendo en torno al mundo azul también ayuda a eclipsar el hecho de que, si se toma en serio, la economía azul tiene repercusiones muy reales sobre cómo se distribuye el acceso al espacio oceánico y el control de este, y sobre qué agentes se incluyen o se excluyen en estos procesos y dinámicas políticas. En la euforia de las celebraciones de autocomplacencia que suelen seguir a los foros azules —donde los responsables de las políticas brindan con los inversores, las ONG conservacionistas y los titanes de la energía eólica antes de apurar sus copas de ‘fórmula azul’—, existe una tendencia a pasar por alto la resaca social y ecológica que causará, sin lugar a dudas, este cóctel.
Desde el punto de vista de la teoría ecológica, la protección de las zonas marinas constituye un elemento importante para mitigar el cambio climático. Sin embargo, en la práctica, lo que está logrando la conservación a escala nacional se ve empañado por la expansión constante de las perforaciones mar adentro para extraer petróleo y gas. Aunque se pone de relieve la transición hacia la energía eólica y solar, la minería en fondos marinos para extraer los minerales que necesitan estas nuevas tecnologías nos lleva a territorios ecológicos desconocidos y con consecuencias poco comprendidas. Por último, la pesca de captura a pequeña escala se está viendo expulsada del panorama, mientras que la pesca de captura a gran escala se mantiene bien posicionada para seguir expandiéndose hacia el sector de la acuicultura industrial con piensos para peces procedentes de pequeños peces pelágicos y para suministrar a dicho sector. Las consecuencias sociales y ecológicas de estas transformaciones no suelen tratarse en las políticas de crecimiento azul.